CARTAGO

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Nada será de los días en que someta aciago

el romano paso a la sufrida y púnica lanza

con público y salado desembarco que así avanza

abrasando el rostro que ve cenizas de Cartago.


Nada tardó la lluvia en el hierro deteriorado

caer y ser muerte de quien, por la cruel amenaza

de vivir, perdió la luna en que aún se reemplaza

el fuego oscuro que la oscura noche ya ha encontrado.


La manifestada ciudad con sus torres concentra

en el ímpetu de la pira su sueño y su historia;

se separan las arenas y en los campos fiel entra


la mitología y el fin: la no propicia gloria

que se ha dado en los repletos astros. Oh reencuentra,

verso, en su nombre, la dura esencia de su memoria.

La anochecida nocheWhere stories live. Discover now