DESPEDIDA EN LA ÚLTIMA VEZ QUE SERÉ FELIZ

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Reúnanme, cenicientas latitudes,

al Yacimiento; guarden, aires dolientes,

cruz y laurel reposados sobre ausentes

pupilas que de sus ojos las virtudes


han hecho humano día y humano instante.

Del vivir fuimos esta múltiple víctima:

del mar su fiel volver lo ha sido, incesante;

del agua oscura hundiéndose en el agua última


por siempre el taciturno hundirse lo ha sido.

Tú ya ida, yo aún no muerto, no comprendo

qué es el haber una vida en mí vivido.


Hasta no ser el resto de tu ceniza,

de tan poco vivir iré así muriendo

en tu elegía: esa tan tú, tan precisa.

La anochecida nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora