KHAYYAM

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Cuando las cenizas de mis huesos en la tierra,

por siglos se derramen en tumultuoso día,

habré dejado de ser, dejado la agonía

de pensar, de ser parte del cielo que me encierra.


Dios me ha legado en el Poema su astronomía;

soy dócil pieza para él quien todo premedita

en su opuesto dárico: esta inefable e infinita

forma de perpetuarme: la única forma mía.


Se esfumarán las ánforas de colmado vino.

Los símbolos cabales que rigen, del ocaso

de la razón, el persa evento de mi destino,


desaparecerán también con mi muerte acaso.

Sacro, el Poema: Dios dará mi rostro al cetrino

descanso y ya no habrá de la historia su retazo.


La anochecida nocheWhere stories live. Discover now