LA DISTANCIA

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Vuelve en la sangre, que todas estas propias venas

mientras mis ojos la destinada despedida

tuvieron, el don de lo que muere y de la vida,

la sombra separada que abrasa aún las penas.


Las dolorosas perpetuidades del amor,

de que los siglos y espejos y tú hayan tenido

que en el tiempo ser; que yo sea don del dolor,

fueron propicias al triste aún: que te hayas ido.


Aquel fue el único acto que en la tierra ha ocurrido.

Todo al existir tendrá aquella empresa: el color

castellano de estas letras, aun lo establecido


de que nací y soy alguien y conservo este ardor,

de saber que no te pierdo ni en el vasto olvido,

y que para olvidarte ya no tendré el valor.

La anochecida nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora