Las piedades de los días
y las noches
me han otorgado el suplicio
idóneo por el cual yo deberé sufrir
con la gravedad humana de haberte mirado
bajo el común crepúsculo
que no atardeció tu dicha.
Resurrectas y sentidas la greda y la plenitud,
deben dar ahora lo emancipado
de que una sola y alejada sangre
por la roja fuente
sea añorada.
Es esta la realidad sola y oceánica
que poseo.
Hay instantes, hay prados,
hay el sueño desvanecido de la vigilia,
hay el uno y el otro
de extensiones siendo desunidos,
pero no hay estrella bajo la que no suplique,
no hay arduo color en que los cristales
no decidan los principios y los finales;
ya no hay manos juntas.
Estas calles aún recorridas
son las exequias estivales de haberte
necesitado alguna vez:
todo lo por mí perdido ahora lo pierde
el mundo.
Los cielos me duelen.
La tarde se va habitando del primer
dolor de la noche.
Me serán regresadas y
sin embargo muertas las manos
que me querrán...
De otra lluvia sentiré el invierno,
de otro hielo arderán las llamas,
de otros labios recuperaré
la música de ser amado,
pero aun seguiré siendo
límite, pasado, inverosímil,
un verso devuelto al comenzado alba.
Me serán regresadas y
sin embargo muertas las manos
que me querrán y aun sentiré
la diversa intemperie de ser acariciado.
Es esto todo lo que mi mortaja es:
hallar lo perpetuo como a un irrecuperable jardín
de hondas y extensas resurrecciones
y perpetuar las sombras de las cosas
que algún día morirán.
Siendo, solo obtengo
que aún las lluvias conserven
el aroma de la aproximación
herida del estío
y a mis ojos no se les otorguen
sino transparencias y vestigios.
Me voy alejando lo que quedó de mí
y no hay abismo que a mis lágrimas
oscurezcan.
YOU ARE READING
La anochecida noche
PoetryPoemario compuesto por 26 sonetos, 30 poemas en verso libre, y 4 piezas en prosa poética. Los poemas coleccionados en el presente volumen han sido compuestos, con mucha lasitud, entre noviembre del año 2018 y de 2019: tal vez la época más dolorosa...