PRECISIÓN DE LOS ESPACIOS

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El ignoto ornamento en cierto

segundo piso de un edificio

en Corrientes y Junín ha permanecido

lejos de tiempo y de milagro para que yo

lo observara el primero de octubre

de dos mil dieciocho; (una cosa existe

para que todas las demás cosas existan.)


La disposición de las estrellas en sus noches.


La sombra detenida de tus pestañas

mientras me mirabas por primera vez.


Aquel punto del rincón de esta casa

donde sangrar jamás ha herido tanto.


Los días en que no seré más.


Aquel mausoleo en la Recoleta

que ha abrasado en sus hierros unos ojos

y una música el veintinueve de noviembre

de dos mil catorce; (una cosa que debió

existir para llenar de cosas existentes la memoria.)


¿Qué piel, qué venas se habrán movido,

qué palabra habré pronunciado mientras

el latido de mi corazón número ochocientos

cuarenta millones doscientos veinticuatro mil

quinientos cincuenta y cuatro transcurría

como transcurre el agua en la sed?


El daño repleto y suave de aquel día

(acaso el único día de la historia universal)

en cuya primavera comprendí la añoranza

y El designio y lo idílico; Adımlar

y el oro en Olazábal; Kayıp Şehirler

hacia el denso acero de Yatay.


El rostro vacío que soñé cierta mañana

de una mujer que no sabré nunca

si habrá existido en la realidad

y que aún anhelo con la melancolía

que solo Alan Crispo puede tener.


Volver. El solo y mero acto de volver.

La configuración de las constelaciones

sobre Buenos Aires la tarde del seis de enero

de dos mil quince.

Todas aquellas esperas en que tú ocurrirías.


El perjuicio de solo estar encontrando

la soledad, la desdicha y la sombra

este día de diciembre.

La anochecida nocheWhere stories live. Discover now