LA VIRTUD DE LA DUPLICACIÓN

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A mi tiempo el tiempo lo fenecido

del instante agrega, y su vario espejo,

que al reflejar mis ojos y reflejo

e, infinito a mis ojos sometido,


no es otro que los que se deshacían

bajo remos y naves y las cosas

que el sajón dio a sus venas belicosas.

No es otro que los que ardiendo ofrecían


el fuego griego implicando a las pieles

enemigas o la luna aclarada

de Kawabata y los arduos claveles


legando soles altos y bermejos.

Todo ya ha sido una vida habitada:

el siempre sentir me da a los espejos.

La anochecida nocheWhere stories live. Discover now