EL NOMBRE ETERNO

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Griegas, de la arena sus soledades,

otorgaron lamentos a ojos tantos

que han levantado las almas de cuantos

dieran mortal cuerpo al abrasado Hades.


Por huestes y eriales del hombre urdido,

mustio un nombre (que erijo y aún leo)

en postrer mármol de fiel mausoleo

guardarlo sabrá a mi muerto sentido.


Antes del sacro Verbo navegado

había sido el mar no concebido;

antes de al aire materia haber dado


por mí el morir en ocasos espera.

Soy el hombre que al mar guerreó unido

hasta que no dé luz la luz postrera.

La anochecida nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora