PersonajesxMale!Reader (Yaoi - Volumen II)

One Piece: Portgas D. Ace | Claraboya marina

Canción-OST: "Rosa Naútica (Del Piso)" de Enjambre.

Tiempo estándar de lectura: 00:07:44

Palabras: 1660.

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—¡¿Por qué siempre me siguen?! ¡¿Por qué?! ¡O son ustedes! ¡O los otros! No tengo ni diez minutos aquí, ¡Maldita manga de filibusteros!

Algunos de ellos se rieron en cuanto terminaste de soltar tu ira y tu coraje.

Tenías esa fama de errante, sin hogar, sin patria, sin familia. Solo andar por el mundo y librarte del Gobierno Mundial. Pero esa fama, por algún motivo, te hacía atraer a los piratas. Esta vez fue el colmo. No habías llegado ni al centro de la ciudad, buscar una posada, e intentar hacer tu vida unos meses, y ya habían llegado a invadir los piratas de Barbablanca.

Ellos no sabían que estabas ahí para empezar.

—¡¿Crees que puedes derrotarnos?! ¡Tú y cuántos más!

Aquel hombre pronunciaba certero, con su extraña aura corriendo cerca de sí, y te hacía intimidar pero tenías que ser más fuerte.

Tenías que permanecer imponente, aun muriéndote por dentro, blandiendo un arma improvisada frente a aquellos hombres. Mientras aún escuchabas los gritos de los lugareños y los costeros, de las mujeres que creían que iban a ser asaltadas, de los negocios que creían que iban a ser saqueados...

—Eres estúpido.

—¡No soy estúpido! ¡Ya me cansé de ser seguido!

Ahora por fin se rio. El temido capitán procedió a reírse, haciéndote enojar aún más. Esperabas el momento preciso para enfrentarte con él. Tú contra unos varios piratas, y a ver qué pasa.

—Tienes potencial... ¡Deberías unirte a nosotros!

—¡¿Qué?! ¡¿Es una maldita broma?!

—¿De qué hablas, niño?

—Ni creas que me uniré a una pandilla de bandoleros como ustedes... Tengo principios...

Intentabas enumerar todo lo que podías decirle a aquel hombre, y luego proceder a atacar. Aunque, tampoco sonaba muy mal. Entonces fue cuando el capitán detuvo su risa, suspiró, y miró hacia la costa.

—¿Principios?

Lo confrontaste con la mirada.

—Bien... Lo quise hacer por las buenas.

Se escuchaban unos pasos cerca de sí.

—¡Ace! ¡Encárgate de este niño!

"¿Quién?", pensaste. Los dos, capitán y seguidor, se saludaron, y te diste cuenta de que escapar era inútil.

Y más cuando lo viste. Si al principio había sido atracción o miedo, no lo sabías.

Se apareció frente a ti. Un hombre alto, de cuerpo formado cubierto en tatuajes, cabello negro un poco largo. Solo vestía bermudas y un sombrero estilo vaquero. En cuanto lo viste, te sentiste aún más pequeño. Y más aún cuando creíste que aquel pirata exhalaba fuego de su cuerpo.

"¿Eso es...?", piensas. No pudiste ni avanzar unos centímetros hasta cuando te atrapó, te jaló entre sus brazos, te amenazó... Y creíste que sería tu fin.

—¡Suéltame, maldito!

El tal Ace se acercó hacia su capitán.

—Será un placer —contestó con una leve risa.