Hazbin Hotel: Alastor | Un encanto particular

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[N/A (Nota originalmente publicada en Abril 2020): Otro fic, como lo prometí, del venao'. Oigan, ahorita en la cuarentena, le di auge a mis pendientes literarios -que no son de mi carrera-. Leí "El lobo estepario" de Hermann Hesse y "Suave es la noche" de Francis Scott Fitzgerald, muy recomendados, e inspiraron este fic. Espero les guste. En mi defensa, soy literato... Quizá lea más libros de la vida durante la decada de los 20's para que hayan más fics con Alastor).

Canción-OST: "Ruido Blanco" de IZAL.

Tiempo estándar de lectura: 00:05:57

Palabras: 1278.

*******

Ya no tenías nada que perder. Era la última salida. Era lo menos que podías hacer, y pensar que quizá ella tenía razón y podías ganar algo. Y sí no, de todos modos, creías que era lo más útil que podías hacer. Si perderte, si quedarte aquí, si escapar de todos, si pudrirte en la rehabilitación.

Estabas saliendo bien, ellos lo decían. Pero tú percepción, tu propia percepción de la vida que llevabas, era diferente.

Otro demonio masculino, que no podía hacerse frente ni en Ciudad Pentagrama ni con el resto de los otros huéspedes. Intentabas parecer invisible, y solo quedarte con las observaciones, el recuerdo de tus días de antaño, los comentarios de los demás...

Y esa, la imagen en el espejo que se muestra todos los días.

El cuerpo con el que llegaste, el semblante de siempre, la sonrisa que intentabas emular, los restos de tu vida plasmados por todo tu ser.

El caos de tu historia, el camino que intentabas trazar. Ya no podías, e intentabas perderte, aunque fuera en algo.

—Todos los días —susurras, viéndote en el espejo.

Abandonas el reflejo e inspeccionas tu habitación de rehabilitación. Cama, una pequeña mesa llena de libros y otras cosas que intentabas comprender, botellas vacías (no de alcohol, curiosamente), ropa tirada por todos lados, un baúl de piel lleno de estampas de viajero.

Ya habían pasado dos meses.

—Esto es inútil —dices entre suspiros.

Bajas tu mirada hacia lo que queda de tu cuerpo, lo que aún no se acomoda a la vista sobre tu pecho.

—¡Soy un fracaso! —Gritas.

Te llevas las manos a la cara, quieres sollozar pero simplemente no te sale. Te sientes inerte, con los brazos cruzados, con ganas de desertar. Pero entonces, pasa otra cosa. La puerta de tu habitación está entreabierta, en un descuido tuyo común. Aunque no debías ni temías nada.

—No es necesario que digas eso —añade una voz, de corte estática, del otro lado de la puerta.

—¿Qué?

—No tienes por qué sonar tan tosco, sonríe. No está de más.

—Señor Alastor... ¿Es usted?

Primero te acomodas poniéndote una playera que cubra tu ropa de dormir y te haga parecer normal, quizá menos desaliñado ante sus ojos. Caminas hacia la puerta, y la abres completamente.

Él estaba cerca pero no con la vista fija hacia tu habitación, solo se dejó llevar por la corriente de aire que exhalaba en el lugar. Lo miras. Es alto, atractivo, con esa mirada intermitente, ese porte tan elegante de prendas rojas, y esa voz tan familiar. Sabías que él manejaba tu expediente, por algún motivo...

Lo miraste.

—¿(t/n), cierto?

—Sí... ¿Qué hace aquí?

PersonajesxMale!Reader (Yaoi - Volumen II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora