-33-

4.4K 399 108
                                    

2 de noviembre del 2017, miércoles.

A última hora de la jornada escolar, lo que más agradecían los alumnos era dar la clase de gimnasia en el campo de rugby. Era un mediodía bastante cálido para ser otoño y la acogedora temperatura invitaba a la modorra, aunque el cielo, cubierto por nubes sin rizos, le daba un pálido ambiente cenizo al paisaje. La mitad de los estudiantes corría alrededor de la pista mientras el resto anotaban la cantidad de vueltas que daba su pareja, sentados o tumbados sobre el césped artificial.

Scott, echado boca abajo, se apoyó sobre los codos desnudos para poder observar al pelotón de deportistas. Entrecerró los ojos para anotar la tercera vuelta de Nick, luego alzó la vista hacia Penny:

—Sammy acaba de pararse.

Su amiga miró por encima del hombro hacia la otra joven e hizo visera con una de sus manos.

—Pero será vaga, sólo ha dado tres vueltas— gruñó—. ¿Cuantas tenían que dar las chicas para aprobar?

—Me parece que cinco.

—Sí, cinco— lo apoyó Jack, con la cabeza recostada contra las piernas cruzadas de Ángel, a la altura de los gemelos.

Éste, al presenciar la invasión que su espacio personal había sufrido por parte de su compañero –al que Cho le había vuelto a hacer la raya del ojo, pues coincidían en que le quedaba bien–, se vio obligado a apoyar el papel donde anotaba los logros de Mario sobre su rodilla para poder escribir.

—Roma, otra vuelta de Cho— anunció Scott.

Era el comentarista oficial del grupo.

La aludida, tumbada boca arriba en el césped y usando el culo de su mejor amigo como almohada, se quitó el papel de la cara (ya que estaba cansada de que la luz le diera de pleno en los ojos), luego añadió otra línea junto a las dos anteriores. Observó la página por la que traspasaba la claridad del día, detalle que la obligó a achinar la vista. Llevaba bastante callada desde que la orientadora solicitó una charla con ella a tercera hora del día, hablar con esa mujer le amargaba la existencia.

—¿Alguno tiene agua?— jadeó Sammy. No tardó en echarse sobre el césped con los mofletes incendiados.

—Toma— Ángel le pasó su botella y regresó su atención a los corredores.

Sentada frente a él con las piernas abiertas en forma de V, Penny mascullaba por lo bajo mientras le añadía un par de vueltas más a su amiga para que rozara el aprobado. Luego observó la imagen que tenían impresa en el papel donde se podía distinguir una pista de atletismo con una zona marcada como "Salida" y dibujó una línea a unos centímetros de ella para apuntar el supuesto lugar en el que Sam decidió darse por vencida. Se le daba bien concederle realismo a sus mentiras.

—Me debes la vida por esto— aseguró la rubia.

—¿Por aprobarme? Hubiera hecho yo el cambio— Le dio un trago al agua—. Además, es sólo una prueba. No es como si fuera el fin del mundo.

—Ojalá lo fuera— gruñó Roma, oculta aún bajo su folio.

—Hoy te veo muy positiva— Elea le quitó el papel de la cara y se inclinó sobre ella para que el sol no la molestara.

La joven entrecerró los ojos con una sonrisa renovada en los labios, alzó una de sus manos para que se encargara de interceptar los rayos de sol que todavía podían alcanzarla y dejó la otra apoyada sobre su estómago.

—¿Tú crees?— interrumpió Cabra.

Recibió una palmada en la nuca por parte de Roma, a la que respondió con una burlesca carcajada amistosa.

Un Ángel para RomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora