La vida para Inuyasha Taisho desde niño había sido sencilla o así es como la veía él desde su propio punto de vista personal.
En su prestigiosa infancia descubrió que era alguien bueno para el canto y a él eso le encantaba.
Cuando un agente de una...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
— ¡Yo no puedo estar aquí! ¡Yo tengo mi casa, yo tengo donde vivir! — exclamo Kagome al estar dentro de la mansión del famoso cantante, trataba de huir pero era retenida por los brazos de Miroku.
— Seguro un basurero... — aburrido soltó Inuyasha.
— ¡Sera un basurero pero es más acogedor que este frío lugar al que llamas hogar! — con bronca soltó Kagome fulminándolo con su chocolate mirada.
— ¡Vivir aquí es parte de tu trabajo!
— ¡Solo soy una simple asistente!
— ¡Una asistente que asiste 24/7!
Mirada ambarina con chocolate se enfrentaron en una batalla silenciosa, el que parpadeaba perdía.
Inuyasha nunca se imaginó que la menuda azabache le respondiera y que de allí surgiera una absurda discusión.
— ¡Pues renunció!
— ¡Nooo! — grito Miroku aturdiendo con su grito a la azabache que la tenía a su lado — ¡Eso no! — dejo en claro.
— No puedo vivir aquí, en mi casa tengo mis cosas — hablo un poco más serena la azabache.
— No hay problemas, traes tus cosas — propuso Miroku advirtiendo con la mirada a Inuyasha de que guardara silencio.
— No pienso abandonar a mí gato — siguió Kagome.
— ¿Gato? — murmuro Inuyasha sin desaparecer la molestia de su rostro.
— Sí, un gato ¡miau, miau!
— Sin problemas, vivirá aquí. Inuyasha no es alérgico así que no habrá de que preocuparse — asintió Miroku seguido de una dubitativa Kagome.
— ¡Deja que renuncié, conseguiremos otra que nos traiga menos problemas! — protesto Inuyasha anudado a los favores que su agente le daba a su nueva asistente.
— No renunciará — le masculló el peli negro a su cliente sorprendiéndolo luego se giró hacía la azabache sonriéndole — En unos minutos salimos con la camioneta para tu mudanza.
— ¡Fhe! — Inuyasha molesto se dirigió a las escaleras, subiendo directo hacía su habitación mientras murmuraba cosas inentendibles.
— ¿No te parece que me estás dando mucho favores para ser una simple asistente de ese niño mimado?
— ¡Escuche eso! — desde el segundo piso el grito de Inuyasha se escuchó, sobresaltándolos a ambos.
— Escucha... — Miroku hablo despacio — Ya te dije que es solo hasta...
— Que consigas a alguien más... — completo Kagome blanqueando los ojos — No debería de tardar más de dos días.
— Voy a tardar, eso es seguro. La mala reputación de Inuyasha aterra a las candidatas, así que hasta que consiga a alguien con tu carácter y tu inteligencia, tú serás la asistente.