CAPÍTULO XXXIII

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°°°

Kagome salió de su habitación ya lista para empezar un nuevo día en el rancho de su familia, junto con ellos todos los días pero sin Inuyasha.

Desde que Inuyasha había partido hacía la gran ciudad pasaron cinco días, la costumbre a su presencia era difícil de superar día a día en el pueblo.

— ¡Buenos días papi! — saludo Kagome a su padre en un grito, a metros de ella se encontraba el patriarca Higurashi en el granero junto con una vaca extrayéndole leche.

— ¡Mi princesita! — exclamo Onigumo al verla ya a su lado observándolo trabajar — ¿Otra vez levantándote temprano hijita?

— Ah, sí... es qué la costumbre, ya sabes — titubeo nerviosa Kagome.

— Bankotsu vendrá después del desayuno para cambiar las herraduras a los nuevos caballos, ve con él a sí te distraes — dijo su padre concentrado en extraer la leche de la vaca.

— Está bien papí...

— ¿Estás aburrida?

— Eso depende, si me vas a poner a limpiar los establos, no, no estoy aburrida. Pero si tu intención es preguntar por pura curiosidad como buen padre que eres, sí, estoy aburrida — Onigumo se carcajeo por el argumento gracioso de su hija mayor.

— Es simple curiosidad de padre.

— Entonces sí estoy aburrida pa' — suspiro Kagome.

— ¿Lo extrañas? — cauteloso pregunto el patriarca, se refería a su yerno.

— Mucho papá — sin dudar de su respuesta respondió — ¿Tú lo extrañas?

— ¡Oh claro que sí! — exclamo Onigumo para sorpresa de su hija — ¡Ese muchacho lo único que hacía bien era limpiar los establos ¡JAJAJA! Y para carcajearse de él un buen rato — se carcajeo.

— ¡Papá!

— ¿Recuerdas cuando estrello el tractor contra los henos?

— Pa' ya...

— O cuando se cayó del caballo por querer montar a la yegua salvaje... ¡Ese niño de verdad qué...!

— ¡Papá!

— ¿O acaso no es cierto?

— ¿Cuándo le vas a enseñar a cambiar las herraduras de los caballos? Inuyasha lo único que quiere es tu aprobación.

— Todavía no es tiempo hija — Kagome lo miro con desconformidad — Pero sí te tranquiliza, esa estrellita fugaz me cae... bien.

°°°

— ¿Dónde estará Rin? Ay, nunca creí extrañarlo tanto... — murmuro Kagome caminando en dirección al granero mientras buscaba a su hermana menor y pensaba en su amado peli plata.

Tu Voz, Mi AdicciónWhere stories live. Discover now