CAPÍTULO X

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— Jefecito, como sabe...mi día libre comienza hoy en la noche hasta las 9 de la mañana del lunes — le hablo Kagome en la sala viéndolo jugar a sus habituales videojuegos de carrera.

— ¿Qué con eso?

— Que me voy en la noche y regreso el lunes al amanecer — el estruendo del televisor sonó, la melodía de perdedor sonó en los parlantes. Inuyasha había chocado y perdido su récord.

— ¿Cómo? — su voz le sorprendió a él y a la azabache, había salido como un chillido doloroso.

— Que me voy... — se encogió de hombros Kagome — Es lo que me corresponde Inuyasha, en el contrato, página dos, párrafo...

— Sí, sí, párrafo 10 estrofa 1 ¡Sí! — exclamo Inuyasha respirando hondo — Con una condición — levanto su dedo Inuyasha mirándola fijamente, la azabache estaba recostada en el sofá con el avanzado celular de su jefe en sus manos revisando las redes sociales.

— ¿Tengo condiciones para mi día libre? — Inuyasha levanto su dedo insistiendo — Que va... ¿Qué es?

— Que me respondas las llamadas — Kagome abrió su boca en una gran "O" — Sin pretextos...

— ¿Es broma? ¿En mi día libre sin ti tengo que atender tus llamadas? ¡Es un día libre, libre de ti!

— ¡Sí no, no hay salida!

— Bieeeen, tomemos esto con calma — suspiro Kagome — Para que no me vaya estando peleados, haremos esto. Solo dos llamadas y puedes hacerla en el horario que quieras y yo responderé.

— ¿Solo dos llamadas?

— ¡Dos llamadas o nada!

— ¡Bieeen!

— Me iré a preparar... ¡Esto es explotación laboral! — grito mientras subía las escaleras a paso fuerte.

Inuyasha sonrió orgulloso, obtuvo el 25% de lo que quería. Algo es algo.

A pesar de que tuvo toda la semana para pensar en que es lo que le ocurría a él mismo para que se comportara como un animal territorial con Kagome no encontró ninguna respuesta.

Kagome siempre se mostró al límite de su relación laboral en cambio él no, la privaba de libertades para que hablara con otros hombres. El mismo se irritaba cuando Miroku le coqueteaba y ella le seguía el juego.

¡Con la mayoría de hombres que se le cruzara ella coqueteaba pero con él no lo hacía, nunca lo hizo!

¿Qué tenía esa pueblerina, azabache, falta de educación, de sociedad y completamente atolondrada y reacia a sus encantos tantos físicos como la fama y fortuna que se llevaba encima?

Tu Voz, Mi AdicciónWhere stories live. Discover now