CAPÍTULO XXIII

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°°°

— ¡Comida! — Rin y Kagome a la par se abalanzaron hacía Shippo que se acercaba con varias cajas de pizza al igual que sodas y energizantes.

— Estás dos son tan iguales — chasqueo la lengua Hiten al lado de Inuyasha codeándolo — Deberías de escuchar a la menor... la única diferencia es esa, su terrible canto de gallo — se carcajeo.

— Ella le llama chillido de puerco... — se giró Inuyasha.

— Mientras que sea un animal de su rancho, todo es posible — Rin y Kagome se acercaron a ellos, cada una con una caja de pizza.

— Me moría de hambre — Kagome llegó hasta él y se sentó a su lado compartiéndole esa caja de pizza — Sé que no comes comida chatarra, pero pruébala, es deliciosa Inuyasha.

— Tiene mucha grasa Kagome, paso.

— No te hagas el refinado, vamos come, mira es rica — mordió un pedazo grande de la pizza en su mano — Es rica... — hablo con la boca llena.

— Eres tan insensible con todas las comidas menos con el desayuno — le murmuro rozando sus labios con la de su azabache, tomo una rebanada de pizza en su mano dispuesto a complacer a su compañera.

— Eso era antes, ahora como bien en el desayuno — le informo Kagome después de masticar y tragar.

— ¡Coman rápido que tenemos que seguir trabajando! — exclamo Shippo — Solo tenemos cinco horas más...

— ¡Espera Kagome no comas! — exclamo Jakotsu levantándose de prisa y arrebatándole la pizza de la boca a su amiga, la pizza estaba a un bocado de ser terminada.

— ¡Hey, mi pizza!

— Te tomaré las medidas antes de que te hinches — Jakotsu la llevo hasta una esquina en donde se tomó cinco minutos para tomar sus medidas — ¡Ay no! ¡Ya te hinchaste bruta! — chillo el modista — ¡Aumentaste dos centímetros! — le grito.

— ¿Solo dos? ¡No es nada! — Kagome le restó importancia — ¡Es retención de líquido!

— ¡No es nada dice! ¡Son como veinte centímetros más!

— Que escandaloso — Kagome se volvió a unir a Inuyasha para seguir comiendo — ¡Ahora aumentare cinco centímetros, o en tu caso cincuenta! — y de manera adrede termino su pizza haciendo reír a todos los presentes.

°°°

Entraste como un rayo de luz, como un aire encantado...lideraste con tu hechizó a mí recluso corazón. Tú dulzura corrió por mis venas...

Inuyasha cerró sus ojos.

Su voz era su droga preferida, la voz de Kagome era la adicción permanente que tendría, de eso estaba seguro. Podía sentir el sentimiento que Kagome quería transmitir en sus palabras, no palabras vacías como las canciones de su autoría, Kagome sentía lo que cantaba y las transmitía de una manera melancólica y de puro gozó.

Tu Voz, Mi AdicciónWhere stories live. Discover now