CAPÍTULO XX

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Advertencia: LEVE contenido sexual +18

El encuentro sexual tan esperado entre ellos estaba pasando. En la habitación de la azabache, Kagome se encontraba recostada en la cama, con Inuyasha encima de ella, ambos desnudos y temblando con las sensaciones que las manos, lengua y boca del peli plata le provocaban. Abochornada y jadeante, se levantó un poco viendo como la cabeza de Inuyasha estaba hundida entre sus piernas.

— Inuyasha, no... — gimió Kagome queriendo cerrar las piernas, pero el placer que este le daba a su clítoris con su lengua era una sensación increíble y nueva para ella, Kagome empezó a gemir más alto, sentía recorrer desde su cintura un escalofrío placentero hasta terminar en la parte superior de su cuerpo — ¡Ahhhh! — exclamo alto, sus piernas estaban temblorosas, su clítoris sensible al mínimo toque y una fina capa de sudor en todo su cuerpo.

— Vaya...

— ¿Qué me...? — jadeo Kagome, desconocía lo que le pasaba ¿Qué era lo que a su cuerpo le pasaba? — ¿Qué me hiciste?

— ¿Qué te hice? Acaso tú... — Inuyasha la miro, sonrojada, abochornada y el orgasmo que había ocasionado él en el cuerpo de la azabache había sido el primero en su vida.

— Inuyasha... — lo llamo, su cuerpo necesitaba más — ¿Puedes...?

El peli plata sonrió con ternura dejando de lado la rudeza y su salvajismo por naturaleza masculina, observo a la pura y virginal azabache bajo su cuerpo.

Le daría la mejor noche de su vida. Se posiciono entre sus piernas y se preparó para lo que había esperado desde hace tiempo, se inclinó hacia adelante besando en los labios a la azabache.

Kagome lo abrazo mientras lentamente ambos se besaban, miro a Inuyasha fijamente a los ojos en una pausa a la vez que acariciaba su mejilla con cariño.

— Dime ahora sí quieres que me detenga, porque luego no sé si... — Inuyasha murmuro en sus labios mientras frotaba la punta de su miembro en la entrada vaginal de la hermosa azabache.

— Sí quiero...pero Inuyasha... — el peli plata le dio un beso más en su mejilla tranquilizándola.

— Estará todo bien — prometió Inuyasha, Kagome asintió y se abrazó a su espalda mientras Inuyasha no dejaba de besarla a la vez que él se adentraba en su interior, en el beso se llevó unos gemidos de dolor.

— Ahh.... — Kagome soltó aire contenido, Inuyasha ya estaba dentro de ella. Empezó a gemir a la par del peli plata mientras daba las primeras estocadas lentas pero profundas.

Inuyasha no dejaba de repartirle besos en sus mejillas, labios, cuello y pecho haciendo que cada vez más se relajara a esa entrega placentera y primeriza. Cambiaron de posición, Kagome sobre él, de manera inexperta se movía pero aquello era tan inocente y a la vez sensual que Inuyasha lo disfrutaba y la guiaba en sus movimientos, con la práctica todo iría yendo perfectamente fluyendo.

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