La vida para Inuyasha Taisho desde niño había sido sencilla o así es como la veía él desde su propio punto de vista personal.
En su prestigiosa infancia descubrió que era alguien bueno para el canto y a él eso le encantaba.
Cuando un agente de una...
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— El señor Miroku ha llegado — entro la ama de llaves anunciando a su patrón la llegada de su agente y mejor amigo, se inclinó y se marchó.
— ¡Buenos días amigo! ¡Bella!
— ¡Mirokito! — Kagome se enderezo y sonrió al pelinegro con casi lágrimas en sus ojos.
— ¡Vaya, no creí que me echarías de menos! — exclamo Miroku viéndola con una sonrisa, al verla sentada en el comedor y con comida frente a ella sin terminar entendió su primera dificultad laboral — ¡Oh! Sobras...ñam, ñam — se acercó el peli negro a Kagome sentándose a su lado y quitándole el plato de desayuno — ¿No te molesta, cierto?
— Para nada, todo tuyo — sonrió radiante Kagome también alcanzándole su taza de café a medio tomar.
— ¡Dame a mí esto! — de un manotazo Inuyasha tomo la taza de café de su nueva asistente, quitándola del lado de Miroku y llevándosela para su lado — ¿Por qué tan temprano? — masculló a su agente.
— Prometí a cierta belleza traerle su contrato — dejo en la mesa del comedor una carpeta con un par de hojas — Léelo mientras termino esto — le dijo a su lado a la azabache, esta asintió y tomo la carpeta en sus manos.
— "Contrato de Kagome Higurashi y Buyo" — leyó Kagome en voz alta — Awww que considerado con mi gatito...
— Pues de gatito no tiene nada ¿He? — soltó gracioso Miroku tomando un sorbo de jugo de naranja.
— Shhh... es un gatito — silencio Kagome — Bla, bla, bla... lo de siempre.
— ¿Te parece correcto no darle tanta importancia a un contrato laboral? — comento malhumorado Inuyasha.
— Solo presto atención a la letra chica, ahí está todo el engaño — murmuro Kagome en respuesta — pero no hay letra chica...
— Bella Kagome, mis contratos todos son honestos y en letras Arial 14 — informo Miroku casi terminando el desayuno de Kagome — ¿Y, firmas? — le alcanzó una pluma que saco de su camisa.
— Sí, no hay chantaje ni alguna alarma de esclavitud eterna — asintió Kagome tomando la pluma de la mano de Miroku — ¿Me quedó con la original, cierto?
— Cierto — sonriente asintió Miroku.
— Listo... — se encogió de hombros Kagome — Esto será como un reto de superación...
— No te tomes tu trabajo como un juego — advirtió el cantante.
— Dije reto, reto — aclaro Kagome poniéndose de pie — Y bueno ¿Qué nos toca hoy? ¿Ir al salón de belleza a que te den una manicura? O ¡Ya sé! ¿Un encuentro totalmente secreto con alguna actriz? ¡Tú dime Inuyasha que estoy lista para todo!
