CAPÍTULO XXI

479 67 60
                                    


Comentar y Votar...

Comentar y Votar

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

°°°

Kagome con vergüenza pero sin arrepentimientos, puso a lavar sus sábanas blancas, las cuales tenían una ligera mancha rojiza causada por su sorpresiva entrega pasional de anoche.

Ordeno su cuarto en dónde horas atrás esas cuatro paredes habían sido testigos de su entrega pasional y primeriza con el famoso cantante Inuyasha Taisho.

— ¡Ay, pero que hice! — exclamo a la vez que ordenaba su ropa en el armario.

— ¡Malditas hormonas alborotadas! — pensaba en voz alta.

— ¿Pero cómo pude sentir eso? ¿Tan bueno esta Inuyasha? — se mordió la uña tratando de responderse la pregunta que se acababa de hacer — Pues, supongo que un poquito sí...

— Bueno, la abuela siempre decía 'Si no escalas la montaña, jamás podrás disfrutar del paisaje' y yo la escale y la disfrute... — se encogió de hombros aceptando su reciente pecado — Tremendo paisaje escale...

— Sí papá me descubre y me pide una explicación le echare la culpa a la abuela, que en paz descanse — junto sus manos y miro hacia el techo — No me tires de las patas por favor abuelita, es un medio de supervivencia contra el patrón Higurashi.

Dejo atrás su discusión con ella misma y se dio un baño caliente, se preparó para marcharse a la casa de su hermana menor. Sus piernas le dolían todavía cómo sí hubiera hecho ejercicio toda la noche, momento, sí había hecho ejercicio toda la noche...no del tipo normal pero sí más gustoso y pasional.

¡Ay que le pasaba! ¡A penas perdía su virginidad y ya tenía esos pensamientos subidos de tonos!

— Maldito Inuyasha — mascullo rencorosa — ¿Qué me hiciste?

Pero una parte de su conciencia le recordaba dolorosamente su remordimiento, había prometido a su padre que perdería su castidad después de vestir de blanco, en la iglesia y caminar hacía el altar ¡Y recién! En su fantástica noche de bodas, su conciencia lloraba, sí su padre se enterará tremendo reto se llevaría, sería obligada a pagar sus pecados trabajando en el rancho de su pueblo.

— Ya llegue — anunció Kagome desganada, entro a la casa de su hermana y se echó en el sofá de una sola caída.

— Ay, estaba preocupada. No viniste anoche — reprocho Rin apareciendo en la sala.

— Eh... sí, me quede en mi departamento.

— ¿Cómo te fue anoche? — de manera inocente pregunto Rin sentada frente a ella con una olla de pochoclos dulces comiendo desde un puñado — Espero que traigas en ese bolso el autógrafo Stephen James.

— No Rin, ni siquiera vi si estaba allí — suspiro Kagome cansada.

— ¡Te dije que hubiera sido mejor que te imitara yo! — Kagome blanqueo los ojos al escuchar la queja de su hermana menor.

Tu Voz, Mi AdicciónOnde histórias criam vida. Descubra agora