26. Esa constelación

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Miento si digo que no me flaquearon las piernas cuando lo vi con ese traje. Se ve tan espectacular que ya entiendo porque papá lo llamó príncipe de las tinieblas. El tatuaje de su cuello se ve hermoso, hace una combinación y contraste a juego con el traje completamente negro de Ares. Tiene el cabello bien peinado y esa sonrisa en su rostro lo hace ver cómo si acabara de salir de algún importante evento.

No puedo dejar de repetir sus palabras en mi cabeza; me considero amante de las estrellas, pero que Ares me diga que parezco una noche estrellada no tiene precio.

Me deja otro beso en los labios sacándome de mis cavilaciones

-Tráela temprano, Romeo -escucho a papá atrás de nosotros.

Las mejillas se e ruborizan de inmediato, el calor es tan intenso que cubre los orejas.

-Mañana es día de escuela, señor Parker -la voz ronca de Ares llena el silencio y quiero echarme a llorar porque recuerdo que mañana tengo un examen de matemáticas bastante molesto -. La traeré antes de las doce -la promesa en su voz es clara, se aferra a mi mano cuando papá da el visto bueno para que nos vayamos, y, silenciosamente me despido de Phoebe que está feliz de vernos así.

También porque está orgullosa del trabajo que hizo conmigo.

El vestido me gustó bastante, aunque me aprieta ligeramente desde las costillas hasta las caderas aguanto esa incomodidad.

Salimos de la casa todavía agarrados de la mano, me resulta acogedor ver la mano de Ares cubriendo la mía a la perfección. Su dorso tiene las venas dormidas.

- ¿Lista para conocer a tus suegros?

Doy un asentimiento repleto de euforia.

Nos subimos al auto y Ares arranca el carro en dirección a la carretera. El interior del vehículo huele a su perfume, el ambiente es una burbuja de comodidad, confort y bienestar. Ares enciende la radio, me deja poner una emisora y, en el instante que dejo mi favorita música invade el auto.

Put your records on de Ritt me crea un ambiente más cómodo que antes, Ares mueve la cabeza al ritmo suave y delicado de la canción. En la nota que dice el nombre de la canción me sorprendo a mí misma cantándola con una apasionada sensación. La voz me sale extraña y chillona pero Ares también me imita haciéndolo más grave que yo, tamborilea los dedos sobre el volante mirándome de reojo cantando esa parte de la canción:

Girl, put your records on...

Descanso la cabeza en su hombro deleitando mis oídos de su voz ronca y su agradable aroma. La canción se torna en notas bajas, Ares no canta más, la tararea sin despegar los ojos del frente. Enciende el aire acondicionado en un momento indefinido, la canción termina minutos después y el trayecto me resulta más largo de lo que esperaba.

A veces la pantalla de su celular se ilumina con la llegada entrante de algún mensaje o algo así por el estilo; sin embargo, Ares nunca agarra el celular para verlo. Two feet es el próximo en acoplarse al reducido espacio del carro con Lost the game, siempre he pensado que Two feet tiene unas canciones dignas para hacer cosas inapropiadas, cosas que, me recuerdan la maravillosa forma en la que Ares me besó esta tarde en casa. El como se descontroló volviéndose algo diferente a lo que estoy acostumbrada.

Las mejillas se me ponen calientes por el recuerdo, debería simplemente dejar de pensar en eso y enfocarme en la vista panorámica que me da el vidrio del parabrisas estrellas poco visibles adornan el cielo de tonalidades oscuras. No hay luna esta noche.

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