Parte 28

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¿Sabes cuándo parar?, ¿Cuándo detenerte?, ¿Cuándo controlarte?

Porque yo no. No sé en qué momento debo ceder, solo me doy cuenta cuando es demasiado tarde para mejorar las cosas, cuando hago algo bueno siempre lo destruyo.

Ahora mismo el mar de sentimientos de culpabilidad mojan cada centímetro de mí corazón, no quería que esto pasara, no así. Jamás voy a controlar mis impulsos, no puedo con ellos, ellos siempre me vencen. Quisiera disculparme, pero eso es solo como colocar una pequeña bandita en una herida monstruosa.

Siento como un gran agujero taladrara en mi pecho, y sé que esa el la culpa fría y cruda que empieza a martirizarme.

El arma cae de mis manos, y me siento como el rey de los monstruos.

¿Y acaso no es eso lo que eres?

Me quedo ahí, viendo como Lady Di se mese con el cuerpo de Ian en su pecho. Te salve de mi tío para luego ser yo quien acabara contigo.

Su ojos grises empapados de lágrimas me señalan, y yo no puedo hablar, es como si mi lengua se ha congelado.

—¡¿A caso no tienes sentimientos, o un corazón de carne?! —Lady Di me grita mientras aprieta más a Ian.

Yo no quería esto, solo quería que me dijeran la verdad.

Pero me deje guiar por la furia, la decepción y los enfebrecidos celos.

Otra vez lo hice todo mierda. Jamás voy a cambiar, por más que trate de querer hacer las cosas diferentes siempre término haciendo que las cosas empeoren.

Por fin tengo las fuerzas para hablar.

—Entreguen su cuerpo a su madre —es lo único que atino a decir.

Me giro y emprendo mi cano hacia las escaleras.

Ahora mismo me siento como un cobarde.

—¡¿Eso es todo lo que puedes decir!? —la voz de Lady Di me frena.

Miro su rostro embarcado de tristeza y dolor.

—No hay nada que yo pueda hacer —mi voz sale automática.

Ella jadea y niega.

—¡¿Es que a caso no tuviste una padre o una madre que te mostrarán algún tipo de sentimientos o que te mostrarán algo de empatia?! —ella no para de llorar.

En ese momento mi corazón da un vuelco furioso. Eso me lleva cuando tenía a mis padres de mi lado, cuando no tenía que lidiar con toda esta mierda, pero eso cambio, ellos fallaron y no lo soporte, me fui con mi tío. Me refugie en él, fue desde ese entonces la única figura de autoridad con la cuál fui creciendo.

Y mi tío me enseñó de todo, menos las cosas buenas.

—Todo lo que ves, es todo lo que me han inculcado y soy —no agrego nada más.

Ella lleva sus manos a su boca y sale corriendo en dirección al jardín delantero.

Quiero ir detrás de ella, pero no es el momento. Ni siquiera yo tengo energías para lidiar con más cosas.

—Ese muchacho no se merecía menos —mi tío murmura orgulloso.

Lo miro por unos segundos y sigo mi camino. Cada paso que doy mis pies se vuelven más pesados. Quiero llorar por la impotencia, porque no sé cómo hacer bien las cosas.

Porque siempre dejo que la situación me denomine. Cierro la puerta de mi oficina y echo un gran resoplo. Me siento en frente de mi escritorio y paso mis manos por mi cara.

Sobreviviendo a tiWhere stories live. Discover now