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Aviso: Este es un capituló con Lemon, si no te gusta este tipo de lectura te recomiendo que no lo leas, gracias por tu atención uwu
Eran aproximadamente la una de la madrugada cuando ciertos dos enamorados se encontraban abrazados durmiendo sobre la cómoda cama del chico después de una visita que había hecho la mayor.
-¿Está todo bien?.- Preguntó con su voz totalmente adormilada el pelinegro al sentir una mirada sobre su rostro, la cual no dudó en saber que provenía de parte de su novia.
-Lo siento, me gusta tu rostro cuando estás durmiendo.- Murmuro ella en respuesta, algo avergonzada por ser descubierta en ello, a veces detestaba que Akaashi fuera tan analítico y observador incluso en sus momentos de tranquilidad total.
-Deberías de dormir, es tarde.- Susurro el en respuesta a ello, evitando el hecho de que algún sonrojo se apoderara de sus mejillas, en lo que sus brazos apresaban mucho más fuerte a la ojimarrón contra su cuerpo.
-No tengo sueño.. deberíamos de hacer algo, tu mamá esta vez no nos puede regañar.- Dijo ella como si de una niña se tratase, levantando su mirada para sonreírle con travesía al chico, que por más que esté no la viera por tener sus ojos cerrados aún, sabía el tipo de expresión que llevaba en su rostro.
-Supongo que por una noche está bien...- Se rindió con facilidad, siendo sus palabras seguidas por un suave suspiro por su misma parte.
Normalmente cuando la castaña se quedaba en casa del menor la mamá de este solía mandarlos a dormir temprano y vigilaba que fuera así, pero esta vez los padres del ojiazul habían salido por negocios del hombre y lo único que le pidieron al chico es que no dejara la casa hecha un desastre, aunque sabían que Akaashi no era de ese tipo de cosas y que no era la primera vez que lo dejaban solo en casa, pero esta vez él tenía novia y no estaban seguros de lo que pudiera pasar allí.
-Keiji.- Lo llamó ella en lo que picaba juguetona mente las mejillas del chico, a lo que él abrió finalmente sus ojos para poder observarla cuidadosa y cariñosamente, como solía hacerlo. -Eres realmente hermoso.- Afirmó ella sin dejar de observar ni un solo segundo los ojos de su pareja, los cuales para ella tenían el azul más hermoso que se haya visto en el universo entero.
-No digas cosas así tan de repente.- Susurro él en respuesta, realmente avergonzado en lo que acomodaba ahora a la castaña sobre su regazo, dejando suaves caricias sobre la espalda de esta, adoraba cuando la podía tener así de cerca.
-¿Alguna vez te había dicho lo atractiva que es la vista desde aquí?.- Preguntó ahora ella algo risueña con intenciones de sonrojarlo de alguna u otra forma, le gustaba cuando las mejillas del menor se teñían de un rosa suave y aún más si era bajo solo la luz de la luna, cosa que siempre lo hacía aún más romántico.
