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No había pasado mucho cuando Akaashi finalmente decidió que sería bueno tocar el tema nuevamente con su padre y con ello se llevo a Bokuto, quien a pesar de ser algo terco a veces, en temas como estos parecía ser un experto total, incluso a veces era muy bueno haciendo razonar a su padre y por eso solo pensó que sería un buen truco bajo la manga.
-Solo hablaré con el, si me voy, ¿puedes intentarlo tú?.- Preguntó el pelinegro, cuando se encontraban bajando de la habitación de este, en dirección al despacho de su padre.
-Sabes que sí, cuentas conmigo Akaashi.- Le respondió con una gran sonrisa el bicolor, quien revolvió la cabellera de su menor algo enternecido, adoraba cuando su mejor amigo le pedía ayuda en cosas así.
-Me alegro de ello.- Fue lo último que dijo cuando ya se encontraban frente a la puerta donde solía estar trabajando de noche el dueño de la casa, el chico algo nervioso golpeo tres veces esta y la abrió en cuanto su padre había dicho "pase", haciendo ambos adolescentes una reverencia antes de entrar completamente y cerrar la puerta.
-Lamento la intromisión.- Se disculpo el ojiazul algo notablemente nervioso, haciendo que el mayor de lugar dejara las hojas sobre su escritorio para poner toda su atención sobre él.
-Que sorpresa tenerte aquí Bokuto.- Dijo este con una gran sonrisa, a lo que sin duda el bicolor la correspondió. -¿Venían a saludar?.- Preguntó algo dudoso ante el rostro que llevaban ambos chicos.
-En realidad, yo... quería hablar contigo sobre algo.- Las palabras del pelinegro comenzaban a ser cada vez más firmes, aún cuando se notaba desde lejos como sus manos temblaban.
-Claro, ¿Qué sucede?.- Soltó un suave suspiro y con sus manos les indico a ambos que se sentaran en las sillas que se encontraban al frente de él, quedando el escritorio de intermedio.
-Es sobre la chica con la que estoy saliendo.- A veces lo directo que era Akaashi ponía bastante nervioso a Bokuto, quien en una situación así no estaría muy seguro de poder actuar igual.
-¿Ya te diste cuenta de que no te conviene?.- Cuestionó igual de directo, ahí es de donde venía la personalidad del menor.
-No, en lo absoluto, es todo lo contrario a lo que piensas padre.- Contestó el chico, pensando en las palabras correctas que tendría que decir para convencer de algo tan simple a su papá, quien era totalmente un cabeza dura. -Quiero que me dejes salir en total tranquilidad con ___, es la chica que quiero a mi lado, no me importan de ninguna forma las demás, solo tengo ojos para ella ¿no lo puedes entender? La única chica con la que quiero un futuro realmente es con ella y nadie más, por un momento ¿Podrías pensar en mi felicidad también en vez de solo en ti mismo?
Esa última pregunta sin duda había sido un golpe bajo y ambos mayores le veían con sorpresa, aunque si eran sinceros, eran las mínimas palabras de lo que realmente merecía que le dijeran o mejor dicho, de todo lo que le quería decir su único hijo.
