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Hoy finalmente era el gran día de "amor y amistad", el cual fue celebrado un viernes más tarde (siendo el último del mes de septiembre) en el Fukurodani por cosas de directivas y aunque en realidad era un día como cualquier otro, lo único diferente era que se dejaba la entrega de distintos dulces y regalos entre estudiantes o profesores, además de un breve "compartir" que se realizaba en cada salón a la última hora del día.
Cierta castaña iba feliz por tal día con una gran cantidad de dulces en una bolsa que llegaría a entregar al equipo, dulces que separo y empaco por persona con sus dulces favoritos, incluso para Kuroo y Kenma, aunque estos los dejaría en su casa para dárselos en otro momento cuando se encontraran.
En cuanto la ojimarrón salió de su casa lo primero que se encontró fue con aquellos dulces azules que tanto adoraba, haciéndola sonreír de forma inmediata.
-Buenos días Keiji.- Saludo en lo que se acercaba, a darle un fuerte abrazo a su pareja, el cual fue bien correspondido.
-Buenos días, hoy te ves realmente feliz.- Dijo él totalmente en lo cierto, normalmente a la primera hora tenía que ser prácticamente arrastrada por el menor, todo gracias al sueño que le daba levantarse tan temprano.
-¡Claro que sí!, es día de amor y amistad, ¿Cómo no estarlo?.- Explicó ella con en lo que tomaba con su mano vacía la del chico para entrelazar sus dedos, queriendo comenzar a caminar aunque fue vilmente detenida por la misma mano.
-Te traje un regalo.- Confesó el pelinegro, haciéndola sonrojar con suavidad, no esperaba algo así realmente. -Ten.- Dijo ahora, en lo que sacaba de su mochila una bolsa de regalo con distintos dulces adentros, haciendo que la chica le mirare con emoción.
-¡Te quiero tanto!.- Chilló ella en lo que tomaba el regalo, antes de volver a abrazar con fuerza a su menor.
-Yo a ti.- Murmuro él algo avergonzado, robándole un corto beso antes de separarse finalmente, dejando que la chica pudiera guardar los dulces en la bolsa donde llevaba los demás y de allí sacaba una pequeña cajita que fue seguidamente entregada al ojiazul.
-Son unos cupcakes, tres en realidad... sé que no eres muy fan de los dulces y así pero, ayer los cociné con mi mamá y pensé que tal vez te gustaría probarlo.- Murmuro ella bajo, algo nerviosa por la reacción del chico.
-No importa, los comeré de todas formas.- Respondió el en lo que desordenaba el cabello de su novia, tomando la cada entre una de sus manos para ahora sí comenzar su camino hasta la estación de trenes.
En cuanto llegaron a su destino y bajaron del tren, comenzando a caminar hacía su preparatoria, la cabellera de cierto bicolor se veía desde lo lejos, acercandosé a paso rápido hacía ellos.
-¡Hey, hey, hey, Akaashi, ___-chan!.- Los llamó un feliz ojidorado, quien sabía que alguno de los dos le daría si quiera un dulce que le bastara para ser feliz por el resto del día.
