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-¿Qué cosas se pueden hacer en el mar además de entrar en el agua?.- Preguntó una aburrida castaña, hace poco habían terminado de desayunar y siendo el sexto día no habían decidido aún que hacer en la mañana.
Todos se encontraban sobre el sofá pensando en las distintas actividades que podían hacer, pero la verdad era que en gran mayoría a ninguno se le había ocurrido algo sinceramente.
-Creo que se puede bucear y esas cosas ¿no?.- Intento afirmar sus palabras con las del dueño de la casa, quien se suponía era el que sabía más sobre el pueblo donde se encontraban.
-Creo que esas cosas aquí no se hacen Kuroo-san.- Todos soltaron un suspiro cansado, mañana sería su séptimo día y eso de alguna forma significaba que viajarían de regreso a Tokio en la tarde.
-¡Ya sé!.- Exclamó cierto bicolor en lo que se levantaba del sofá, todos pusieron su atención a este mismo. -Podemos recolectar conchas o volar alguna cometa.- Ofreció con una gran sonrisa en rostro, no era muy mala idea en realidad.
-¡Picnic en la playa!.- Fue lo que grito la ojimarrón en cuanto el termino, celebrando con el primero en dar ideas, dando pequeños brincos.
-Supongo que no hay de otra.- Murmuro rendido Kuroo, levantándose de su puesto para tomar las muñecas de sus dos amigos de tercero y arrastrarlos a la cocina, siendo seguidos por Akaashi.
-¿Por qué nos llevas a la cocina?.- Pregunto la chica con un puchero en labios, tenía ganas de irse a la playa y su quedísimo mejor amigo no le dejaba escapar.
-Nos ayudaran a hacer la comida para tu picnic, ¿o creíste que haríamos todo de nuevo nosotros?.- Ella no respondió, solo se cruzo de brazos dejándose ser arrastrada.
-La verdad sí.- Respondió con sinceridad a su pregunta Bokuto, a lo cual recibió un suave golpe por parte de la chica.
Kenma como era de esperarse logro escapar para poder seguir jugando y no tener que hacer nada relacionado a la cocina, mientras que sus cuatro acompañantes de encargaban de hacer varios sándwiches para el almuerzo junto algunos dulces que empacaron y una gran jarra de jugo de naranja.
Antes de terminar el teñido fue mandado a buscar una tienda cerca que le pudiera vender cinco cometas para ellos, obligándolo a llevar su celular por precaución a que se perdiera por no despegar su mirada de la consola.
-Creo que ya terminamos.- Informó el menor de los cuatro, haciendo que el dúo de tercero celebrara por por fin ir a la playa.
Tomaron las cosas que necesitarían para su picnic de playa y salieron de casa para acomodarse cerca del mar, tomando la precaución de que el agua no mojara sus cosas.
Todos se sentaron sobre la manta que habían traído para ello y a los pocos minutos volvió Kenma tirando las cometas sobre la cara de su mejor amigo, quien lo había obligado de forma indirecta caminar muchísimo más de lo pensado.
