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Ese día habían almorzado un poco más tarde de lo normal gracias al tiempo que pasaron en el agua, haciendo que todos después de esto se tiraran a tomar una larga siesta hasta que se diera la noche, todo por al cansancio acumulado.
-(t/a)-san, ya es tarde.- Susurro cierto chico que llevaba leyendo su libro desde que habían vuelto a casa y que actualmente lo acaba de terminar.
La chica solo se removió sobre el sofá ignorando su llamado sin ganas de abrir sus ojos aún, disfrutando de la comodidad que tenía su cabeza al estar recostada sobre las piernas del único presente en la primera planta del hogar.
El ojiazul solo pudo soltar un suave suspiro antes de brindar suaves caricias sobre la cabellera castaña en un intento de poder observar mejor su rostro, su boca estaba algo entreabierta y sus ojos parecían estar pegados, sin duda se veía realmente tierna ante sus ojos cuando esta yacía dormida.
El flash de un celular causo que la ojimarrón se despertara y seguido el pelinegro se regañara a si mismo por ser tan torpe y no haber quitado anteriormente el flash.
-¿Akaashi-kun?.- Lo llamó confundida en lo que se sentaba correctamente sobre el mueble, rascando sus ojos en un intento de despertarlos completamente.
-Lo siento, creí que sería bueno despertarlos a todos ya.- Murmuro totalmente apenado, aunque ella no se había dado cuenta de que la luz que la había despertado había sido la de un celular y no la de la sala.
-Está bien, despierta a Bokuto, yo despertaré a los otros dos.- Le contestó ella con una pequeña sonrisa en labios antes de que ambos se levantaran finalmente después de unas largas horas y se dirigieran a las habitaciones donde se encontraban profundamente sus compañeros de viaje.
-¡Tetsu-nii!.- Grito la castaña en lo que se tiraba sobre el cuerpo del nombrado para luego ser tirada al frío suelo cuando este mismo la empujo.
-No era necesario eso.- Gruño el chico que recién habría sus ojos, algo divertido por la caída de ella.
-Tirarme tampoco lo era.- Contrataco con un puchero en labios, en lo que se levantaba para ahora hacer lo mismo con el teñido, quien solo siguió durmiendo a pesar del peso que llevaba ahora encima suyo. -Kenma, anda, es hora de levantar.
-Una hora más.- Pidió el ojidorado, a lo que Kuroo solo los tumbo a ambos de la cama del menor para que este se levantara.
-¿Por qué me vuelves a tirar?.- Se quejó adolorida, ella había recibido todo el peso del chico con rasgos gatunos.
-No es mi culpa que estuvieras sobre él.- Le contesto de la misma forma burlona que antes, a lo que ella solo le pudo lanzar una almohada algo molesta.
-Cruel, siempre eres muy cruel.- Puchereo en lo que se levantaba nuevamente del suelo con ayuda del chico con su misma altura, saliendo los tres del cuarto para encontrarse con un Akaashi llevando arrastrado a un Bokuto a las escaleras.
