Capítulo 3. El poder

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Genave 

Me acomode el vestido y me arregle el cabello. Gina y Alessio se despedían de todos cuando salí a la parte delantera de la casa, la mirada de mi hermana se encontró con la mía y pude percibir la pregunta en sus ojos, sabía que le contaría en algún momento, pero ahora ella debía preocuparse por disfrutar su luna de miel, no por los enredos amorosos de su hermana menor.

—Disfruten su viaje —dije tratando de escucharme lo más casual posible. Gina se acercó a mí y me abrazó.

—Hablamos a mi regreso —susurro y dejó un rápido beso en mi mejilla, luego se perdió en el interior de aquella limusina.

Despedimos a los últimos invitados y mi padre, Darla y yo terminamos de recoger los desperdicios que se encontraban sobre el césped, Jimmy salió huyendo como siempre, ayudar con los deberes era algo que lo aterraba y compadecía a su esposa, realmente un esposo como mi hermano no se lo recomendaba a nadie.

—Te perdiste un buen rato, estuvimos buscándote —comento mi padre, yo seguí con los ojos puestos en el vaso plástico que acababa de recoger.

—Recibí una llamada de la oficina, como soy nueva y me han cedido algunos casos importantes querían asegurarse de que estaba preparada, debo estar temprano el lunes por la mañana —Mi padre asintió complacido y dejo un beso sobre mi cabeza.

—Estoy tan orgulloso de ti Genave, realmente te has convertido en toda una mujer de la ley —sabía que mi sonrisa no había llegado a mis ojos, pero si se dio cuenta no hizo ningún comentario y cuando terminamos de limpiar cada quien se fue a descansar aquella noche.

***

Gina había llamado el domingo por la tarde, pero no hablamos mucho, estaba preparando los papeles de un caso y debía concentrarme en mi trabajo, ella puso mala cara y me despidió con un gesto de la mano, en realidad no quería que notara lo perturbada que me encontraba, era como un radar y sabía darse cuenta cuando me encontraba mal.

Llegue temprano a la oficina aquel lunes por la mañana, había recibido una oferta de uno de los bufetes más importantes de todo Nueva York y no pude negarme, estaba en pañales en lo que a tribunales se trataba, pero sabía que mi experiencia con Carton's & Corts me daría la reputación que tanto necesitaba, así que simplemente dije si y al mes siguiente tenía mi propia oficina y una asistente personal.

—Buenos días señorita Stevens —saludo Margot mi asistente como siempre con aquella simpatía.

—Buenos días Margot ¿alguna novedad? —me había ausentado desde el viernes para ayudar a Gina con la boda y para poder acompañarla en su graduación así que, como podía haber pasado nada, podían haber pasado muchas cosas en esos pocos días.

Me entregó una carpeta con un membrete que no reconocía y la mire cuestionante, pero esta se había alejado para tomar una llamada. Sabía que aquellas letras eran rusas, como también podía entender las pequeñas palabras que se encontraban en el borde de la misma en Italiano, sabía que el buffet tenía clientes en el extranjero y una oficina en Moscú, lo que no entendía era porque Margot me había entregado aquella carpeta a mi justamente.

—Lo siento, era el señor Corts quería saber si habías llegado y si te había entregado esa carpeta —volví a mirarla perdida —Es uno de sus clientes rusos dice que él te recomendó a ti y que este podría ser tu pase a otro nivel fue lo que dijo—Abrí rápidamente la carpeta y busque algún nombre conocido pero todos eran demasiados confusos.

— ¿De qué se trata? ¿Porque recomendaría a su abogada más joven? —sabía que ella se estaba preguntando lo mismo.

—Solo sé que es algo sobre un negocio familiar, hijos que están luchando por las partes, una herencia de miles de millones, te envié toda la información traducida a tu correo y creo que el cliente se pondrá en contacto contigo directamente —tomé el vaso de café que me estaba ofreciendo y entre en mi oficina, tenía un presentimiento extraño con todo esto algo que me tenía inquieta.

Volví a mirar los documentos y entre al correo que Margot me había enviado. Había algunas imágenes las cuales ignore en primera instancia y los documentos totalmente traducidos como había dicho mi asistente, así que me enfoque en estudiarlos. Lo primero que note fue el apellido Patrovick recordaba haberlo escuchado en algún lado, entonces al abrir una de las fotos el corazón se me cayó al suelo. Marque rápidamente la extensión de Corts este no tardó ni un segundo en contestar.

— ¿Qué es esto? —me apresure a preguntarle.

—Eres muy rápida, veo que ya leíste el documento —No sé porque percibía algo de ironía en sus palabras, aunque aquello era natural en Noah Corts.

—No sé porque, pero te pidieron exclusivamente a ti para este caso es uno de nuestros mejores clientes trate de persuadirlos, pero no funciono y ahora tú tienes la oportunidad de tu vida.

— ¿Sabes siquiera a que se dedica esa gente? —le pregunté exaltada.

—No lo sé y ni me importa, lo que importa aquí es que esa gente como dices ponen dinero en nuestras cuentas y tú no me vas hacer perder dinero Genave, así que debes prepararte para un posible viaje a la sede de Moscú —terminó aquella llamada sin siquiera permitirme negarme a tomar aquel caso, sabía que una negativa solo pondría en duda mi capacidad. Aquel hombre lo había planeado todo, él me estaba llevando a su territorio, él me estaba demostrando quien era realmente poderoso.

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