Capítulo 27. No es quien dice ser

2.1K 223 4
                                    

Genave 

El rostro de Alessio evidenciaba mi más grande temor. No quería que él y Gina estuviesen involucrados en este asunto, mucho menos que el mismo pudiese hacerles daño, así que me puse de pie con intención de ir hablar con aquel hombre, a pesar del ruido y de que esa mujer estuviera a su lado, pero mi cuñado me detuvo tomándome por el brazo.

—No lo compliques más—dijo con firmeza—es mejor que nos marchemos—Gina miró a su esposo y ella sabía con certeza que algo malo pasaba y yo no pude sentirme más culpable en aquel momento.

La presencia de Marco había complicado la situación, sabía que Alessio conocía sus negocios y que por la forma en la que se había presentado aquí esta noche no era solo para saludar o pasar el rato. Aquel hombre tenía una oscura intención, una en la cual yo era su principal objetivo y sola me lo había buscado a pulso, me había ganado aquel enemigo por mi estupidez. Por haber confiado en un hombre que solo me utilizo, que jugo conmigo y me hizo entregarle algo demasiado preciado y si, lo que más temía había pasado, me encontraba arrepentida, pero no podía volver el tiempo atrás.

—Se quedará en el hotel con nosotros y mañana los tres volamos a Italia—me detuve a mitad de camino en aquel estacionamiento, sin comprender lo que estaba escuchando.

— ¿Porque debo ir a Italia con ustedes?—Devon miraba entre nosotros sin entender una mierda de la situación y era demasiado arriesgado siquiera mencionar los hechos delante de él.

—Fue una petición de Rubén, le debo una—Alessio miro a Gina y sabía que se trataba de lo que había pasado con Camilo, pero yo no estaba dispuesta a huir.

—Llévame a mi casa—dije y este frunció el ceño, sabía que Alessio Lombardi no tenía la paciencia suficiente para lidiar conmigo en este momento.

Gina camino hacia mí y Devon se alejó de nosotros para darnos privacidad. Había arruinado aquella noche, mis problemas me perseguían y parecían ahora involucrar también a mi familia y tenía miedo, esa gente no tenía límites cuando de hacer daño se trataba y podían utilizar cualquier medio para hacerlo, ya fuese lastimando a los que eran realmente importantes para ti.

—No iré a ningún lado Gina, tú y Alessio deben marcharse, lo resolveré no sé cómo, pero lo haré—Gina me tomo por los brazos y me obligo a mirarla a los ojos.

—Ven con nosotros, solo serán un par de semanas hasta que esto se calme, llevaremos a papá y mamá con nosotros si es lo que te preocupa—No podía solo irme así sin más, no estaba dispuesta a demostrarle lo asustada que me encontraba.

—Llévalos a ellos, estoy de acuerdo con eso, pero—hice un gesto al chico para que se acercara a mí—Yo tengo que resolver todo este lío Gina, realmente debo poner punto final a todo esto.

—Entonces quédate con él—se apresuró a decir suplicante y me pareció extraño—No vayas a tu apartamento, quédate con Devon—él miró entre nosotras y asintió en afirmación. Y yo simplemente acepte para complacer a mi hermana, pero pensado que aquello no tenía sentido alguno.

***

El departamento de Devon estaba en el mismo piso que el mio y solo a unas cuantas puertas algo de lo que acababa de enterarme. Me quité los tacones y entré detrás de él con algo de vergüenza, este me regaló una simpática sonrisa y sabía que solo buscaba aligerar la tensión del ambiente. En otro momento de mi vida hubiese disfrutado de su compañía, porque el chico no tenía nada que envidiar a ningún hombre a decir verdad siempre me había dado curiosidad el hecho de que trabajara como encargado de mantenimiento en un edificio.

—No voy hacer preguntas, si es lo que te preocupa—Me hizo un gesto para que me acomodara en el sofá y encendió las luces iluminando todo el lugar.

—Vaya—dije con sorpresa—No sabía que estos pequeños apartamentos se podían ver tan bien—Todo en aquella sala era sofisticada y estaba mejor decorada que la mía, parecía todo menos el departamento del chico de mantenimiento.

—Me gustan las cosas bonitas—dijo regalándome una intensa mirada y una sonrisa de medio lado—Y soy estricto con el orden—lo mire entrar en la cocina y a su regreso me ofreció un vaso de agua.

Le agradecí con una sonrisa que sabía no había llegado a mis ojos y traté de apartar la mirada de los suyos, era tan perturbador sentirte vulnerable y así era como me hacía sentir su mirada en este preciso momento. Una mirada de ojos oscuros, acompañada de un rostro muy favorecido. Devon tenía seguro muchas mujeres comiendo de la palma de su mano.

—Te traeré unas mantas—dijo perdiéndose rápidamente en el pequeño pasillo que lleva a la habitación.

Tome una foto que se encontraba sobre la mesa que hacía juego con aquellos muebles y me sorprendió ver al hombre que se encontraba junto a Devon en la misma, era el concejal Griffin, un hombre que se había entregado por completo a la política y a velar por los intereses de los ciudadanos de Nueva York, era abogado y uno de los que me inspiró a elegir la carrera de derecho y se parecían mucho entre ellos.

— ¿Sorprendida? —pregunto y me lleve la mano al pecho por la impresión que me causo su presencia, no lo había escuchado venir.

— ¿Es tu padre?—pregunté con incredulidad mientras él tomaba la foto en sus manos.

—Mucho gusto—dijo extendiendo su mano—Devon Griffin—Sabía que su solo estilo no encajaba en este mundo, pero nunca lo imagine siendo el hijo del concejal.

Un estallido interrumpió nuestra conversación en aquel momento y Devon me hizo un gesto para que me quedara en mi lugar. Abrió una de las gavetas de una cómoda y lo vi sacar un arma. Se acercó a mí nuevamente y metió un mechón de mi cabello detrás de la oreja. Me sentí perturbada y confundida, su rostro había cambiado, parecía otra persona.

— ¿Porque tienes un arma? —pregunte asustada.

—Ahora no puedo decirte nada, solo debes confiar en mí—Y lo supe en aquel mismo instante. Él no era solo el chico de mantenimiento, detrás de aquella fachada se ocultaba alguien más.

El lado oscuro del placer (Libro #2  serie Oscura +18 ) Disponible en AmazonWhere stories live. Discover now