Capítulo 34. Camino a la muerte

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Rubén 

Había destruido por completo aquella habitación, mientras Genave temblaba de miedo hecha un ovillo sobre la cama y sí, eso era lo que buscaba. Que me tuviese miedo, que se diera cuenta de lo que era capaz cuando alguien me traicionaba y ella, mi tierna e inocente mariposa me había clavado una daga por la espalda. La tomé por el brazo y la baje bruscamente de la cama, la escuche quejarse de dolor, pero no me detuve, había despertado al monstruo dentro de mí, uno que no conocía la piedad.

—Por favor—suplico y me detuve a mitad del pasillo, le solté el brazo y me aleje de ella, no podía escuchar su voz, porque solo incentivaba mis ganas de hacerle daño.

—No te atrevas a moverte o será peor—le amenacé cuando vi sus intenciones, ella a penas y comenzaba a conocerme.

Debía moverme rápido, si los hombres de Marco llegaban aquí esto sería una masacre, Genave ni siquiera entendía la gravedad del asunto, solo era una desconsiderada y malagradecida que solo le importaba salvar su propio pellejo, pero no contaba con que yo tenía ojos en todas partes, nada estaba oculto para mí y mucho menos las personas traicioneras. Jotrov llego en aquel mismo instante, miro sobre mi hombro y luego me clavo su dura mirada, no necesitaba sus malditos reproches ahora, teníamos que salir de aquí, esa era la prioridad.

—La cabaña de la montaña, nadie ha estado ahí en años y nadie conoce su ubicación más que nosotros—sugirió y era una buena idea, le hice un gesto de cabeza para que la trajera, yo realmente no quería volver a tocarla.

—Vamos póngase de pie señorita—lo escuche decir con mucho tacto y eso era algo que lo caracterizaba. Jotrov era un tipo duro, pero también tenía muchas veces el corazón blando.

Nos apresuramos y subimos por aquel sendero, la caminata nos tomaría quizás media hora, pero después de estar internados en el bosque sería muy difícil ubicarnos, mire por un segundo detrás de mí y pude ver como Jotrov la ayudaba, Genave tenía el rostro descompuesto y se agarraba el costado mostrando dolor, no podía negar que aquello era lacerante para mí, pero no podía mostrarle debilidad, ni cuanto me afectaba mi sufrimiento.

Nos detuvimos de golpe al escuchar la proximidad de algunos vehículos, nos encontrábamos resguardados por los árboles y esperaba que aquello sirviera para mantenernos ocultos, entonces una lluvia de disparos término rotundamente con el silencio que nos arropaba. Sabía que era una emboscada, una que me hubiese tomado por sorpresa, pero Marco debía entender que yo siempre iba un paso adelante y sus juegos eran cosa de niños.

—Sigamos caminando—mande—para cuando se den cuenta que la casa está vacía, ya estaremos demasiado lejos—Mire fijamente a Genave, quien tenía la mirada clavada en el suelo, no sé si por vergüenza o dolor, pero tampoco era que me importaba mucho en este momento.

***

Mi padre había construido aquella cabaña para escapar del bullicio de la ciudad y para hacer los negocios más peligrosos, luego de separarse de mi madre quedó olvidada y si hubiese sido por ella aquel lugar estaría totalmente destruido, pero en este momento agradecía que aquello nunca se hubiese llevado a cabo, era el lugar perfecto para pensar en mi próximo movimiento. Jotrov dio algunas instrucciones para que los hombres peinaron los alrededores y buscarán una posición, debíamos tener ojo en todos los ángulos, uno nunca sabía lo que podía pasar.

Quite las sabanas que cubrían los muebles y Jotrov acomodo a Genave sobre el sofá. Le levanto la blusa despacio y pude ver como un moretón recorría su costado, él me miró con disgusto, ni siquiera dudo en disimularlo y pude ver como las lágrimas comenzaba a mojar nuevamente las mejillas de ella. Me aparte de ellos y lleve mis pasos al mini-bar, sabía que Jotrov intentaría averiguar qué tan lastimada estaba y aquello la haría gritar de dolor.

—Tengo que saber si tienes alguna costilla rota y dolerá ¿entiendes?—Me tomé aquel trago de un sorbo, mientras miraba como Genave asentía temerosa.

—No es como piensa—la escuche susurrar—Yo no soy así—Sabía que buscaba que Jotrov la escuchara, pero él no interfiere en mis asuntos, aquel problema era entre ella y yo.

—Muerde esto—dijo pasándole un pedazo de tela. Ella introdujo aquello en su boca y me fije en que él dudaba por un momento, sabía que en el pasado había pasado por una situación similar, aunque había sido mucho peor que esto.

Toco el lugar lastimado y observe como Genave se removía de dolor, les di la espalda y me serví otro trago, mientras una estúpida lágrima se deslizaba por mi mejilla. Lleve mis pasos a la siguiente habitación y observe el verdor de las montañas por aquellos ventanales y dude, por primera vez sentí que estaba cometiendo un error, que quizás realmente debía escucharla, pero sabía que era demasiado tarde para retroceder.

—No está rota, pero si astillada—me quede en la misma posición sin siquiera inmutarme—Siquiera la escuchaste, tiene que tener una razón para haber hecho lo que hizo, no la estoy justificando ella quizás no entiende la magnitud de su osadía, pero no creo que simplemente haya decidido que lo mejor era traicionarte—lance aquel vaso de cristal a la pared y esto se hizo añicos, así me encontraba yo. Deshecho y roto.

—Soy un monstruo Jotrov, estás viendo la muestra y estas manos—dije mostrándoles—son mortales, para quien quiera que se meta en mi camino y ella no tenía derecho. Ningún derecho a joderme—lo mire desafiante y este aparto la mirada, mientras daba media vuelta y se alejaba de mí.

El móvil me vibro en los bolsillos y sabía que podía tratarse de otro mensaje de mi contacto, pero aquel no era mi teléfono, el mío lo había hecho pedazos en aquella habitación, este le pertenecía a Genave ¨Mala jugada¨ decía el mensaje, seguido de una foto de su familia frente a la casa Lombardi y allí entendí las palabras de Jotrov, ya comprendía porque él había insistido en que debía escucharla, ella solo estaba protegiendo a su familia.

— ¡Jotrov! —grite mientras me acercaba donde él se encontraba, Genave me miró por un segundo y luego apartó rápidamente la mirada como si con solo mirarla la estuviera lastimando.

—Señor—dijo y había pasado demasiado tiempo desde que la última vez que él me había tratado con aquel respeto.

—Van por su familia—dije sin más y Genave se puso rápidamente de pie lastimándose en el acto. La sostuve en mis brazos, pero esta se apartó de mí como si mi tacto la quemara y sabía que me lo merecía, eso y mucho más.

— ¡Van a matarlos!—dijo alterada acercándose a Jotrov y me sentí como un cero a la izquierda en aquel momento— ¡Es lo que he tratado de decirle, ellos van por mi familia!—me lleve las manos a la cabeza y no podía creer mi estupidez, entonces no lo pensé le quite el arma a Jotrov y me apresure a salir de allí.

—Protégela con tu vida— le encomendé. Y salí de allí a encontrarme con la muerte.

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