Capítulo 38. Algo se avecina

1.8K 215 5
                                    

Genave 

Me miraba al espejo y no podía creer que estaba usando aquel conjunto de nuevo. Me recogí el cabello en un moño apretado y le di color a mis mejillas para ocultar un poco la palidez de mi rostro, debía cambiar aquella cara fúnebre y tratar de olvidar el trago amargo que había tomado. Tenía la certeza que desde que me sumiera en el trabajo todo quedaría en el pasado y esperaba con todas mis fuerzas que aquel pasado se quedara donde estaba.

—Toda una abogada—dijo Darla mirándome con orgullo y le regale una corta sonrisa que no llegó a mis ojos. Sabía que ella no iba a exigirme nada, pero aun así sentía vergüenza, la había puesto a ella y a mi padre en una situación demasiado peligrosa, si algo les hubiese pasado nunca me lo habría perdonado.

— ¿Y papá? —pregunte al notar que no estaba por ningún lado y Darla tomo una larga respiración.

—Le dije que no lo hiciera, pero fue por tus cosas al departamento, también busco tu carro anoche ahí están las llaves—Se encontraban sobre la mesa de la entrada, como siempre, Rey no debió arriesgarse de esa manera.

—Darla yo...

—No tienes que decir nada, no voy a reprocharte nada Genave, ahora lo importante es que retomes tu vida, que sanes lo que debas sanar, yo no lo comprendía hasta ahora, pero te quiero demasiado hija—me acerque a ella y la estreche en mis brazos, sé que la había tomado por sorpresa. Era la primera vez que lo hacía.

—Gracias y yo también te quiero Darla—dije de manera sincera y vi como sus ojos se cristalizaron.

—Nada que agradecer, ahora toma esto—dijo pasándome rápidamente una bolsa de papel—Y es mejor que salgas o se te va hacer tarde—destape la bolsa y vi que contenía fruta y un sándwich de atún, mi favorito y claro que ella lo sabía.

***

El edifico del estado era realmente gigantesco, había estado solo una vez aquí para una práctica penal. Mi clase fue testigo de un juicio real sobre asesinato en segundo grado, fue maravilloso ver a ambas partes exponer el caso y defenderlo hasta el final, aunque la defensa siempre estuvo mejor preparada. Me acerque a información y una chica me recibió amablemente no pude evitar recordar a mi hermana al mirarla y esta no disimuló para nada me miro de arriba abajo con poco recato y ni siquiera me dejó hablar.

—El señor Arsher espera por usted en su oficina, la acompañare— dijo mientras se ponía de pie y me escoltaba a la oficina del señor Arsher. Le seguí el paso en absoluto silencio, solo mis tacones repiqueteando en aquel suelo de baldosas pulidas y ella me miró sobre su hombro sabía que el sonido era incómodo.

No conocía a Arsher William en persona, pero sí que había escuchado mucho sobre él en la universidad. Era un ejemplo a seguir para todos los estudiantes de la carrera de derecho, a su corta edad se encontraba posicionado con los grandes y era realmente un honor convertirme en su abogada adjunta, sabía que aprendería mucho y que quedarían atrás todo esos tratos bajo la mesa que había presenciado trabajando para Noah. Él tipo era implacable con la corrupción era lo que tenía entendido.

—Perdón señor Arsher, la señorita Stevens está aquí.

—Hazla pasar—lo escuche decir con una voz tan firme y oscura que me sentí aturdida por un momento.

—Por cierto soy Allison—le regale una sonrisa al tiempo que esta me cedía el paso para entrar en la oficina y mi mirada y la del señor William se encontraron en aquel instante, fue algo realmente intimidante.

—Al fin la conozco señorita Stevens.

—Lo mismo digo señor Williams—extendí mi mano y este me la estrecho con sutileza. Una extraña energía me recorrió el cuerpo, moví mis dedos sin poder evitarlo cuando nuestras manos se soltaron.

—Siéntese por favor ¿desea algo de tomar?—No sé qué era lo que me tenía tan inquieta, si su forma imponente o el que fuese realmente tan joven para dirigir una oficina como esta.

—Agua estaría bien—dije al fin mientras el marcaba un número y pedía que la trajeran.

Rodeó su escritorio y se acomodó en la silla que se encontraba junto a mí. Me estudió por un segundo con sus ojos color miel y de la forma en que me encontraba sentada frente a él, me sentía como Anastasia cuando conoció al señor Grey, presentía que cualquier cosa que saliera de mi boca podría joder por completo aquella pequeña entrevista, entonces sorpresivamente el extendió su mano hacia mí. Lo mire confundida y luego con una sonrisa en el rostro, él señalo mi carpeta.

—Claro mi hoja de vida—dije sintiéndome estúpida y por su mirada sabía que lo había notado.

—El profesor Roth me dijo que no tenías experiencia, pero que te graduaste con honores, aunque para ser sincero eso no sirve mucho aquí, pero también me dijo que aprendes rápido—me devolvió la carpeta y se cruzó de piernas—También se, aunque el profesor lo haya omitido y tú no lo hayas puesto en tu hoja de vida que trabajaste para Noah Corts—sentí un nudo en el estómago y me un escalofrío me recorrió todo el cuerpo al escuchar aquel nombre salir de su boca.

—Yo lo puedo explicar—dije rápidamente, pero esto me hizo un gesto con la mano para que no continuará.

—Tú no tuviste la culpa de nada, he estado detrás de Noah desde hace muchos años y si es verdad que tú lo delataste tienes mi admiración ganada—No sé porque me sentí tan asustada, quizás porque aquello no debía saberse—Si vas a trabajar para el estado, entonces debemos investigar a fondo, fue solo un requisito—Y él tenía razón, debí tener claro que iban a investigar todo sobre mi vida.

—Señor William...

—Llámame Arsher—dijo con aquel tono desafiante y se sintió tan raro.

—Arsher, necesito la oportunidad, realmente quiero dejar atrás todo lo de Noah—Se puso de pie y caminó hacia su silla.

—Nunca dije que no te la daría, Allison te mostrará tu oficina comienzas mañana—No sé porque no me sentí aliviada al escuchar aquellas palabras, era como si presintiera que algo malo se avecinaba.

El lado oscuro del placer (Libro #2  serie Oscura +18 ) Disponible en AmazonWhere stories live. Discover now