Capítulo 12. Destrucción y muerte

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Rubén 

Caminó con determinación sin mirar atrás y aquello me encolerizo. Jotrov me miraba fijamente y sabía que tenía muchas cosas que decir, pero aunque tuviese razón no iba a importarme, aquella mujer sacaba lo peor de mí, me hacía desearla y odiarla al mismo tiempo, eran tantos sentimientos que no me podía controlar y un hombre como yo debía tener el control absoluto sobre sí mismo.

— ¿Por qué insistes si sabes que va a terminar mal? —Levante la mirada y fije mis ojos en él —Tú no vas a dejar este mundo y ella no dejará el suyo, tienes que controlarte y tienes que dejarla ir —Como dije sabía que él tendría la razón, pero aún así seguía queriendo tenerla.

—No puedo dejarla ir y no sé porqué, la tengo aquí —dije señalando mi cabeza —clavada en mi mente y el maldito clavo no quiere salir, sé que es una maldita locura y daría todo por volver al tiempo en que ella creía que era un simple miembro de la policía Italiana —lo escuche reírse con ironía y sabía que tenía algo más que expresar.

—Lombardi no lo hubiese permitido, no hubiese dejado que su cuñada se viera envuelta en asuntos de mafiosos, si bien lo hizo por su esposa, también lo hizo por mantener su estatus —Alessio Lombardi era un hombre que no se tomaba las cosas a la ligera y luego de aquella noche en la que su mujer fue secuestrada sabía con certeza que le haría saber a Genave quien era yo.

— ¿Qué hay del asunto que te mande investigar? —pregunte cambiando radicalmente el tema, cosa que él captó de manera inmediata.

—Marco y su familia están aquí de paso, volverán pronto a Italia —No me gustaba que aquella familia rondara mi territorio, pero teníamos una tregua y me esforzaba por respetarla.

El móvil comenzó a vibrar en el bolsillo de mi pantalón y al mirar el nombre en la pantalla sentí que se me encogió el corazón. Había rechazado demasiadas veces las llamadas de mi madre, estaba tratando de evitarle más sufrimiento, sabía que era un infierno para ella saber que el único hijo que le quedaba se encontraba involucrado en el mundo que tanto odiaba, ese que ya le había arrebatado otro hijo.

—Mamá —dije tomando al fin aquella llamada, le hice un gesto a Jotrov para que me diera privacidad.

Por Dios hasta que contestas, pensé que algo malo te había pasado —había dicho aquello con tanta tristeza que algo dentro de mí se rompió.

—Estoy bien, sabes que esto absorbe todo mi tiempo, pero tú ¿cómo estás? —pregunté tratando de desviarla de aquel tema.

Cómo puedo estar Rubén, vivo con un nudo en el pecho pensando que algo malo te puede pasar, perdí a Emiliano y me moriría si te perdiera también a ti, tú padre realmente nunca tuvo consideración alguna de sus hijos, lo único que le importo siempre fue mantener a flote su sucio negocio.

Emiliano era mi hermano mayor, mi padre estaba comenzando a darle instrucciones sobre este mundo y dejó varios clientes a su cargo, era sanguinario, no tenía tolerancia y muchos de los socios de mi padre comenzaron a quejarse de él. Mi madre le suplicó a mi padre que lo enviara lejos, que lo protegiera, pero antes de poder hacer cualquier movimiento lo asesinaron. Mi madre nunca perdono a mi padre y trato de arrastrarme con ella de regreso a Italia, pero yo no podía regresar, no sin antes hacer pagar a los que mataron a mi hermano.

—No pasará nada, te estaré visitando pronto —la escuché sollozar y esta era una de las razones por las que evitaba hablar con ella.

Cuídate Rubén, cuídate mucho hijo —mi madre terminó primero con aquella llamada y como siempre me sentí el peor hijo del mundo, pero ya estaba demasiado metido en esta mierda, estaba hasta el cuello embarrado.

Lleve mis pasos al despacho y le pedí a Jotrov que trajeran la botella de vodka más costosa. La situación con mi madre siempre me hacía perder los estribos y si le sumamos a esto la rubia de ojos azules que no salía de mi cabeza era una combinación explosiva. El hombre me miró con mala cara, porque él mejor que nadie sabía que si bebía, debía mantenerme controlado y apartado de todo aquello que me había llevado a la conclusión de que al alcohol era la mejor solución. Con mi madre lejos era fácil, pero con Genave a unos cuántos kilómetros tendría que mantenerme encerrado.

—Tienes que mantenerme lejos de ella —dije mientras tomaba el primer trago directo de la botella —Existen cosas que ni yo mismo entiendo, como el hecho de querer poseerla con todas mis fuerzas, pero también tengo esta maldita necesidad de protegerla —Jotrov me miró sorprendido y supe en aquel momento que él había se había dado cuenta de algo que yo no.

—Estás enamorado —Y pude sentir como le horrorizaban aquellas palabras. En mi caso cada parte de mi cuerpo se estremeció con aquella afirmación, porque en mi mundo amar a una mujer significaba debilidad y yo no podía darme el lujo de enamorarme de ella, porque la estaría arrastrando conmigo a un camino de destrucción y muerte.

El lado oscuro del placer (Libro #2  serie Oscura +18 ) Disponible en AmazonWhere stories live. Discover now