Capítulo 28. Decidir

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Rubén 

Esperaba que Alessio lograra convencer a Genave de irse con ellos, pero tenía un presentimiento extraño al respecto. Ella no era de las mujeres que simplemente volteaban la cara ante las adversidades y eso era una de las cosas por las que me gustaba tanto, a pesar de lo maldito que yo podía llegar a ser, ella sabía cuál era el punto para dominarme, no se hacía la víctima, no era pretenciosa, no era una mosquita muerta. Cómo podía simplemente ignorar a semejante mujer.

—El jet está listo—anunció Jotrov, pero yo necesitaba comunicarme con Lombardi antes de marcharme.

Marque su número y este me mando al buzón de mensajes, sabía que a estas horas él estaría durmiendo, aunque con lo que había sucedido, no estaba tan seguro de si podría conciliar el sueño, así que lo intente nuevamente, pero fue en vano. Mire a Jotrov y este me miró arrugando el rostro, no podía marcharme, no podía simplemente irme, pero entonces aquella mujer apareció frente a nosotros y todos mis planes se vinieron abajo.

— ¿Qué o quién esperamos?—dijo con altivez y tuve unas ganas inmensas de estrangular, pero solo la mire con molestia y me subí aquel avión.

Intente llamar Alessio una última vez y me fije en que tenía una notificación en la bandeja de mensajes, me debatía en si debía abrir aquel mensaje o no, puesto que aquel era un número desconocido, pero estaba alerta, cualquier mínimo detalle era demasiado importante para pasarlo por alto y presentía que aquel mensaje tenía que ver con Genave.

"La cuidare bien, no debes preocuparte"

D.G

Odiaba aquellos juegos de palabras y el hecho de que la persona que me estaba escribiendo era muy probable que tuviese algo que ver con Genave, pero también podía ser alguien tratando de probar mi paciencia y solo quería ver hasta dónde era capaz de llegar por ella, pero yo era el que jugaba con la mente de las personas, nunca permitiría que nadie jugara con la mía.

***

Los primero rayos de sol se asomaban por el horizonte cuando el jet aterrizó. Josephine fue escoltada por sus guardaespaldas a un vehículo esperaba por ella en la pista. Me regaló una última mirada cargada de advertencia antes de perderse en el interior del vehículo y tome una larga respiración mientras me subía a la camioneta. Tenía que deshacerme de aquella mujer, debía hacerla entender de una vez por todas que conmigo nadie se metía.

Me fije en que Jotrov había estado demasiado silencioso y sabía que algo daba vueltas en su cabeza, conocía aquel hombre como la palma de mi mano y solo se mantenía tan neutro y callado cuando algo perturbaba su mente, siempre ha sido meticuloso y muy cuidadoso, pero muy difícilmente se equivocaba y si, debía admitir que aquello me asustaba, con la situación en la que me encontraba cualquier detalle, por insignificante que pareciera podía ser letal.

— ¿Qué pasa?—le pregunté apartando mis ojos del camino y depositandolos en él.

—El hombre—hizo silencio por un momento y sabía que estaba sopesando sus palabras—El que estaba con Genave y los Lombardi en el club, ya había visto su rostro antes—me puse alerta y lo mire muy atentamente.

— ¿Donde?—pregunte eufórico —Y si lo conoces no puede ser bueno—Jotrov asintió con la cabeza y sabía que no me había equivocado, porque él era quien se encargaba de la mayor parte cuando se trataba de hacer el trabajo sucio.

—Es hijo de un concejal americano un tipo realmente respetable, pero el chico tomo un camino muy diferente al de su padre—no me gustaban los rodeos, pero sabía que solo me estaba preparando para lo peor.

—Deja la mierda ya y dime de una buena vez quien es y a lo que se dedica—la nieve comenzó a caer en aquel momento y sentí como el frío se colaba por mi sangre.

—Es un asesino a sueldo—la seriedad con las que había pronunciado aquellas palabras fue más lacerante que el frío que comenzaba a enfriar mi piel —y al parecer Genave es su próximo encargo—Di golpes en el respaldo del asiento por la impotencia de saber que tenía las manos atadas, solo esperaba que en este momento estuviese camino a Italia.

La pantalla de mi teléfono se iluminó y era la tan esperada llamada de aquel hombre. No sé por qué sentí una extraña sensación en la boca del estómago, eso solo me pasaba cuando la situación se me salía de las manos y tenía que recurrir a los métodos menos ortodoxos cosa que aún seguía poniéndome ansioso.

—Dime que está contigo—me apresure a decir y sabía que mi voz evidenciaba preocupación.

—No quiso venir al hotel con nosotros—dijo e hice que el chofer detuviera el vehículo en aquel instante, me sentí sofocado debía salir un momento del vehículo aunque estuviese ahora mismo bajo cero.

—Es un asesino a sueldo Alessio y si ella está con él en este momento deben hacer que salga de allí sin que él se dé cuenta, estaré de regreso en unas horas—lo escuche maldecir y luego pronunció el nombre de su esposa, sabía que ella era la única que podía sacarla de allí con vida.

—No puedo detenerte—dijo Jotrov detrás de mí—Voy hacer lo que mandes—Y realmente él era el único en que podía confiar en un momento como este.

—Ve por mi madre y si tienes que poner una pistola en su cabeza para hacerlo no lo dudes—Había llegado a ese momento de mi vida, ese que sabía que más tarde que temprano llegaría. Llego el momento de decidir cuál de los lados elegiría. 

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