16.

479 55 5
                                    

Primer impacto.



Enorme, corpulento, solitario, atemorizante; y un montón de palabras más con las que podías describir a el hombre que comía tranquilamente en una mesa. Ignoraba a todos en el restaurante pero ellos no a él. Esa persona era como algo nuevo para ellos, como si fuese algún tipo de exhibición o tuviese algo que llamará la atención.

A simple vista dirías que es solo un gran tipo disfrutando del día en un restaurante elegante, pero el aura que emitía parecían decir lo contrario. Cada característica de su rostro era amenazante, está situación se podría decir que es similar a la de un león comiendo una gacela en medio de un grupo de turistas. Y es que hasta la cantidad exagerada de grasas que ha comido era de atraer la atención.

Se veía satisfecho, luego de dejar un montaña de platos sucios que se llevó el mesero, se recargo un poco en la silla y empezó a beber algo de agua. Por más calmado que se viera ahora, nadie se atrevería a meterse con él.

Nadie excepto esa persona.

Un chico encapuchado se acercó al grandulon, con vestimentas que no iban acordé a las del lugar, se detuvo frente a él con una sonrisa un tanto cínica.

—¿Disfrutaste tu comida?, Jack Hanma.

Jack, alzó una ceja, estaba confuso, no sabía cómo supo que era un Hanma, tal vez era por el parecido físico o alguien se lo dijo. Aún así, no le dio importancia, lo pasó por alto.

—Si.—contestó.—Estaba esperando el postre. Pero llegó muy pronto al parecer.

—Lamento haberte hecho esperar.—dijo.

—Me preguntaba cuánto tiempo te ibas a quedar allí sentado.—suspiro.—Supongo que no hay necesidad de decir cuáles son tus intenciones.—se paró de su asiento.—Sígueme, vamos a otro lugar.

Ohma sintió como la sombra entera de Jack lo arropaba. Es grande, fuerte, imponente, así es ese hombre, con cada característica de su ser siendo amenazante para cualquiera, hasta para él.

—Alto ahí.—expresó.—Podemos empezar aquí.

Jack estuvo confuso por unos segundos, no es su estilo luchar en lugares así, pero tampoco es que tenía algún problema con pelear donde sea. Se giro y encaró al más bajo, en comparación, y le sonrió.

—Está bien.

Eso fue el “gong” de esta pelea. Lo que dio inicio a este combate fue esa frase. Inmediatamente se abalanzó en contra suya, aracabdolo con un recto, cosa que el más alto antepuso pateandolo en el pecho; su cuerpo voló, pasando por encima de todos los demás quienes se mantenían expectantes de este conflicto, chocó contra el otro extremo del establecimiento. Una mujer grito, los que estaban en medio se quitaron, los guardias no sabían que hacer, la presión fue demasiada, solo podían mirar.

El rubio se acercó a su oponente, que se incorporaba después de tal golpe. Golpe que logró bloquear con la palma de su mano, y aún así sintió su poder, fue en ese entonces que midió su fuerza con la suya, viendo la enorme diferencia. No se sintió intimidado, al contrario, eso lo emocionó, pero mantuvo la calma, sabía de lo peligroso que es su oponente.

Jack, quien posee una naturaleza y carácter más similares a los de su padre, se detuvo frente a Ohma y de forma autoritaria le ordenó:

—Ven, ataca.

Ohma fruncio el ceño.

—¿O quieres que vaya yo?

Luego de esa pregunta, a Ohma se le ocurrió una idea, así que hizo una seña de que viniera, Jack no perdió tiempo y fue tras él. Al momento en que puso sus manos sobre él, uso una de sus katas para desviar al más alto, cambiando posiciones con él ahora siendo él quien este contra la pared.

Contra alguien más alto que tú, una de las mejores tácticas sería encerrarlo en una esquina, ponerlo contra la espada y la pared, y estar lo más cerca posible para así disminuir el perímetro donde es más eficiente, el combate a distancia. Debes de acortar la distancia y tenerlo contra la pared para que no escape.

Esto se le ocurrió al joven Ohma quien atacó con toda su fuerza su cara, fue un gancho que dio de pleno. Fue el primer golpe de la pelea. Pero ocurrió algo raro, hubo una sensación que le incómodo al pelinegro. Su puño ha golpeado a muchas personas, pero nada como eso. La imagen que le llegó a la mente fue la de una enorme pared de acero, la información se acumuló en su cerebro, asombrandolo. Jack, aprovecho el segundo para golpear con todo su cara, devolviéndole el golpe.

La cabeza de Ohma se sacudió, su cuerpo voló una vez más, girando unas dos veces en el aire hasta impactar contra la enorme ventana, la atravesó, rebotó desde la acera hasta en medio de la calle. Un peatón que conducía vio a Ohma y cambió de inmediato para no atropellarlo, causando por su intromisión que se detuvieran algunos otros autos de atrás.

El acontecimiento llamó la atención de todos en las calles. Tokita miraba el cielo, como éste se deformaba ante sus mareados ojos, su mejilla ardía, dolía. Esa sensación de dolor, crecía con los segundos, provocándole una sonrisa a Ohma.

Extrañaba esa sensación.

Después de incontables peleas con amateurs que no daban la talla, juego de esos meses luchando en clubes clandestinos, su cuerpo empezó a entrar en un estado de óseo, cansado de lo mismo, pero por fin ha llegado el momento, el día en el que podía desatarlo todo una vez más contra alguien de igual o más calibre que él.

No había nada mejor que eso.

En su mente difusa por el abrumados puñetazo que le propinaron, recordó a Kaori Hanayama, pensando que la fuerza de golpe de Jack era semejante a la suya, o tal vez hasta más fuerte. Su sangre hirvio de la emoción, se levantó y se quito su sudadera para luchar en condiciones un tanto más óptimas.

Jack salió por la rota ventana, mostrándose ante él con su expresión seria. Ohma tomó su pose de pelea, Jack sólo espero por el primer movimiento suyo.

De repente, sirenas de policías empezaron a escucharse, unos oficiales pasaron por sobre la multitud y con un alta voz dijo uno:

—¡Deténgase ahora mismo, sino serán arrestados!, ¡alborotadores!

Jack chasqueo sus labios, enojado por la interrupción.

—Por eso odio pelear en público.—miró a Ohma.—Dejemoslo aquí, fue suficiente.

—... ¿Qué?—pronunció.—¿Vas a huir solo por esto?

—Solo es una retirada estratégica.—contestó.—Si quieres seguir peleando, conozco un lugar donde podemos continuar.—dijo.—Podemos pelear hasta la muerte ahí.

Las últimas palabras de Jack estremecieron a Ohma más que cualquier otra cosa. Sin más que decir, así como apareció por esos lugares, desapareció, Ohma para no verse involucrado con la policía huyó de ahí.

Ese dichoso sitio que mencionó Jack, Ohma sabía cual era, tenía que ser ese, totalmente.

¡El Korakuen Hall!














-----___--_------__---__-____-_-__-_--___-____-

Empezamos fuerte.







Ashura. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora