14.

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Perro callejero.


En medio del público encendido por la actual pelea de esa noche, unos hombres vestidos con trajes negros estaban en grupo, en medio había uno de apariencia china con un traje gris observando el cuadrilátero con cierto rencor hacía el pelinegro.

—¿Ese es?—cuestionó con esa voz gruesa.

—Si, mi señor.—respondió uno de los subordinados.—Él derrotó a Kaoru Hanayama. También fue quien golpeó a algunos de nuestros hombres por esa zona.

El hombre de nacionalidad china miró con enfado al descrito muchacho. Las cosas que Ohma hizo en el pasado no se iban a quedar así, algunos grupos yakuza querían venganza por lo que hizo.

El pelinegro estaba en una esquina del ring, esperando a la señal de inicio para el combate, hasta que por fin tocaron la campana. El joven arrancó con calma, al igual que el rubio, ambos mantenían cierta distancia y hacían finitas con cada movimiento de sus cuerpos; sí, esos pequeños movimientos que hacían y hasta los saltos de Ohma podrían ser fintas hechas para hacer un poco más impredecible el ataque o confundir al oponente. Pero eso ya era de un alto nivel.

Dekkers comenzó a mover su pierna; su arte marcial es el muay thai, sin duda alguna Ohma no se equivoco al venir a combatir contra él, arriesgándose en entrar a un territorio lleno de posibles enemigos que él mismo se busco, pero tampoco es que le importe. Aunque si Ohma era sincero consigo mismo, esperaba más de alguien con una presión tan intensa como la de Ramon Dekkers.

La pierna que se mantenía en un movimiento casi nervioso, se movió, pero en realidad era una finta, lo de verdad venía era un largo gancho de derecha. El contrario lo vio, de inmediato puso su brazo izquierdo para bloquearlo y contragolpeo con su derecha, dando directo en la cara de Dekkers con una fina y sencilla recta. El joven se impresionó por la fuerza del rubio, eso le sacó una pequeña sonrisa pero no le hizo ni un rasguño, por otro lado Dekkers aún se mantenía firme, Ohma tampoco es que lo haya golpeado con tanta fuerza.

Es bueno, lo sé.—pensó Dekkers.—¿Qué tal si...?

Planeando una táctica en su mente, pateó la pierna de Ohma, luego volveo a patear su muslo, aún así ni se inmutó. Dándose cuenta de la falta de reacción, el rubio lanzó una patada recta a su plexo solar, empujandolo, Ohma sólo se dejó llevar, Dekkers avanzó y Tokita dio un paso hacía adelante, demostrando superioridad en habilidades y queriendo terminar con esta pelea por fin, golpe a Dekkers con todas sus fuerzas en la barbilla.

La cara del mayor se doblegó, su cuerpo no soporto el poder tras ese puñetazo y salió despedido hasta el centro del ring; levantó la vista, miró a Ohma acercarse, reaccionó por reflejo y lanzó unos golpes que fueron totalmente esquivados. Un upper dio de lleno, elevandolo un poco del suelo, para culminar con una patada alta y llevarlo al suelo.

El público se sorprendió, a parte de ser la primera vez que ven a Ohma luchar nunca se imaginaron que este superará sus espectativas. El árbitro estaba contando, Dekkers no se rendía, se intentó incorporar, la cuenta regresiva lo angustiaba, no quería que las cosas terminarán así de rápido.

Se puso de pie, observó al árbitro y luego de mostrar que estaba bien, continuó con la pelea, pero su postura de pie no duro demasiado, Ohma pateó el abdomen con una recta patada, Dekkers volvió a caer al suelo, para nuevamente levantarse, y una vez más pasó lo mismo, pero esta vez no fue una patada, sino un gancho de izquierda que noqueo por completo al guerrero.

La audiencia reventó de la emoción, de inmediato el joven y nuevo combatiente se ganó el cariño de todos ellos.

Buena pelea.—pensó Ohma.












Después de ese corto encuentro, recibió su paga y se marchó de ahí lo más rápido posible. Caminaba por las oscuras calles de Japón, por su cuenta como de costumbre, eso le generaba algo de nostalgia, acordándose del pasado que ha olvidado de cierta forma. Entonces unos tipos se detuvieron frente a él, eran cuatro vestidos de forma elegante, eran yakuzas.

Ohma miró de reojo para atrás, habían más ahí, estaba rodeado. De entre el grupo que tenía adelante, un hombre salió con una expresión bastante sería.

—Ohma Tokita.—pronuncio.—Nos has estado causando bastantes problemas, creo que es justo saldar un par de cuentas.

El joven solo sonrió.

—No me parece para nada mal.—suspiro.—Vengan, vamos a calentar esta noche.

No pasó mucho tiempo para haber ganado ese pequeño conflicto, como se esperaba del joven Ohma Tokita, ganó con sólo un par de rasguños. Volvió a retomar su camino lejos de ese sitio lleno de hombres inconscientes.

Luego de unos minutos de caminata, llegó a un hotel de mal muerte, ahí reservo una habitación en la cual ha estado durmiendo aunque sea bien, si a eso nos referimos a que el sonido de la calle no le molesta, o los sonidos de hombres y prostitutas teniendo sexo en otras habitaciones, si, él puede dormir aunque sea algo a pesar de todo eso.

Actualmente se encuentra algo devastado por lo sucedido con Yujiro, pero aquello sólo logró deprimirlo un poco, su ira, resentimiento y arrogancia no lo dejan dar un paso atrás. Ohma se está enfrentado a oponentes fuertes y de renombre, pero no siente que eso sirva de algo, todas las peleas son iguales, ellos están por debajo de él.

En el fondo Ohma desea enfrentarse a alguien que le dé la talla. Recibió una lección de la criatura más fuerte del mundo y ahora quiere venganza, combatir contra otro tipo de peleadores que no sean aún mejores que él, eso sólo iba a oxidarlo de cierta manera. Pero ciertamente, en una lista de personas con las que luchará, había un nombre prometedor, alguien que también tiene cierta influencia en la calle y puede ser el perfecto exponente para él.

—Jack hanma.























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