19.

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Determinación.







Duele...

Eso era lo que Ohma pensaba por cada golpe que recibía de Jack; los dos combatientes se estaban brindando una paliza mutuamente, pero en términos de fuerza y resistencia Jack estaba por encima, Ohma retrocedía cada vez más.

Duele, pesa, duele, es tan fuerte, es tan grande, es muy doloroso, muy poderoso, rudo, duro, inminente, abrumador. Este es... Jack Hanma. Su fuerza es incomparable. Este es el hijo de Yujiro Hanma.

Jack hizo un upper que se enterró en el plexo solar de Ohma, el cuerpo de Tokita se elevó un poco del suelo y todo el aire se fue en un santiamén.

Muy fuerte... El indestructible no está funcionando más. El daño. Dolor. Roto. Sangre.

Ohma Tokita jamás se había enfrentado a tal individuo, ni si quiera ese yakuza había causado tanto daño, más que sólo fuerza bruta pura, la precisión de los puñetazos de ese hombre era de clase mundial, increíble, es como tener un intercambio con un experto en peleas así de robustas. Sus puñetazos parecían hacer pedazos su cuerpo, Ohma se quedaba sin fuerzas cada vez que recibía uno, la fuerza de Jack estaba sometiendolo, las técnicas no funcionaban ahí, esa es su especialidad. Esa brutalidad, esa rudeza, esa dureza, todo eso es la especialidad de Jack Hanma, y su talento más grande es romper hueso, quebrar personas y hasta matar.

Es imposible para Ohma ganar en un intercambio de golpes contra Jack, ¿porqué?, si Ohma es mejor en técnica que él, entonces, ¿porqué?; simple, amigo mío: a tí siempre te han dicho que la fuerza va por encima de la técnica o que la técnica se sobrepone ante la fuerza, y ninguna de estas dos teorías están mal. Están en lo correcto. Pero, en una pelea, todo depende de cómo te desenvuelvas en ella, como te adaptes, en que momento usar esto y aquello, ver tus ventajas y desventajas, saber cómo fluir en está de la mejor forma para abrirte paso a la victoria.

Es cierto que hay excepciones, como la criatura más fuerte del mundo, su fuerza abrumadora se impone ante cualquier cosa, arma, táctica, técnica, lo que sea, tendrías que tener una fuerza similar o la mitad de la suya si quieres que alguna técnica le haga daño o por lo menos funcione. Personas, seres como él son bendecidos con fuerza absoluta, no importa para que fin lo usen, es su fuerza, puede hacer lo que quiera con ella.

Sin embargo, están los débiles, esos que son sometidos y pisoteados todo el tiempo, o esos que tienen el sueño de ser fuertes. Aquellos que poseen la necesidad de querer llegar a la cima. Por eso existen herramientas para volverte más fuerte; pueden ser drogas, máquinas de hacer ejercicio, pero sin duda uno de los métodos más usados, vendría a ser las artes marciales. Las artes marciales fueron creadas para que los débiles tengan una forma de anteponerse contra los fuertes que buscan abusar de ellos.

Pero en una pelea todo puede pasar. El débil le gana al fuerte; el fuerte le gana al débil. Muchas cosas pueden suceder, muchas causas por las que perder, muchas causas por las que ganar, un sin fin de opciones pueden crearse en un combate. Ahora, ¿qué sucede cuando el débil entra en el territorio del fuerte?. En un intercambio de golpes, por más técnica que tengas, habilidad o lo que sea, hay dos bases que son los pilares que sostienen con firmeza la regla de cual de los dos ganara, y esas son: resistencia y fuerza. Estas dos cosas determinan básicamente la ventaja en un intercambio de golpes.

Los Hanma son seres humanos, que se podrían considerar de otra especie o raza, así como un gato y un tigre son tan distintos pero siguen siendo felinos. Son seres sobrenaturales, capaces de exceder el límite humano, y contra alguien así, sea o no un Hanma puro, la cosa que más los caracteriza es esa fuerza natural tan descomunal, una capacidad física que sobresale por sobre los demás, pensar que puedes igualarte contra alguien así en un intercambio de golpes, es una tontería. Y Ohma estaba sintiendo el castigo de su decisión.

No lo hizo por arrogancia, ni nada por el estilo, solo quería seguir peleando, continuar con esa pelea que lo estaba desgastando de a poco, y si algo que se debe admirar de este joven muchacho es esa invaluable tenacidad para las peleas. Sus piernas temblaban, su cuerpo recibió bastante daño, podía mantenerse en pie, pero, ¿por cuánto?, Ohma miró a su oponente, tenía heridas graves pero seguía luchando como una bestia.

Emoción; fueron tantas cosas que sintió en ese instante, un remolino de sentimientos lo envolvió, su cuerpo, consumido por la adrenalina, actuó, en defensa propia, cerró sus puños, encaró a su oponente, espero precisamente el golpe, no fue un puñetazo, fue una patada directa a su cuerpo; se movió a un lado, con sus brazos lo desvío y contrato en un preciso rodillazo que se enterró en su hígado.

Jack, se detuvo.

Durante la pelea entera, de principio a fin, todas las combinaciones que Ohma hizo involucraban de alguna u otra forma el hígado de Jack, su cuerpo, su zona baja y hasta en el intercambio de golpes no se salto esas partes, todo ese esfuerzo estaba dando sus frutos ahora, la acumulación de daño generada en su hígado por fin hizo de ello la zona vulnerable que debería de ser. Porque el hígado es uno de los puntos vitales más sensibles y un golpe ahí podría desmoronar a quien sea, pero para un monstruo como Jack, con un físico superior al de un atleta, con unos músculos como acero, era necesario acumular una gran cantidad de golpes para bajar la defensa en esa zona.

La zona que podría darle un chance a Ohma.

Pero hay un fallo y es el propio Ohma, durante la pelea entera recibió golpes letales que hicieron retumbar cada esquina de su ser, todavía podía seguir, él mismo estaba impresionado, pensó que estaría peor, pero no, está bien, un poco. O eso aparenta. Su pecho duele, su abdomen palpita del dolor, sus brazos tienen fatiga de tanto que protegió de los ataques de Jack, sus piernas fueron perdiendo velocidad conforme recibía más golpes. En comparación, a antes, es un logro que no esté peor pero aún así la pelea no ha terminado. Y Ohma sabe que un golpe al hígado no iba a determinar la victoria por completo, estamos hablando de Jack Hanma después de todo.

—Su estrategia fue buena.—habló Baki.—Uso las técnicas de su estilo para confundirlo a principios de la pelea, pero siempre apuntó al mismo lugar. Esta repetición puede ser muy obvia y el peleador se puede dar cuenta de tu plan, pero gracias a su variación de combinaciones y técnicas, logró despistar a Jack.

—Es una buena táctica pero muy arriesgada.—dijo Retsu.

—Si pero Jack ahora está muy herido también, sólo aparenta no estarlo.—dijo Katsumi.—Ese tipo, Ohma, también infligido daño en otras zonas.

La risa casi inquietante de Shibukawa le llamó la atención a estos tres.

—Todos ustedes tiene razón.—se quito una lagrima.—Pero no olviden que es Jack de quien estamos hablando.

—Ahora mismo, Ohma esta en una jaula con un animal salvaje herido.—comento Doppo.—No hay peor cosa que un animal herido. Son capaces de todo.—exclamó con emoción.—¿Cómo te las apañaras ahora, Ohma Tokita?—pensó.

Sabía que estaba mal, Jack daba la impresión de no estar tan herido, Ohma cayó en eso, tenía en cuenta que él estaba mejor, pero más que minimizar su persona por eso, sonrió ampliamente, miró el techo resplandeciente gracias a esas luces.

—No queda de otra.—susurro.—Bien.

Sus brazos llenos de hematomas con los nudillos de Jack marcados en su piel, los forzó a tomar aunque sea una pose de pelea. Ohma estaba listo para el final de todo esto.

Jack sentía un vacío en su hígado, un inaudible dolor lo ahogaba ahí, él tomó una bocanada de aire y miró a Ohma quien esperaba por él. La furia, la ira, todo, se reflejo en su expresión, sólo quería acabar con él, Jack reconoce la buena estrategia que tuvo pero no podía darse el lujo de aplaudirle por eso, tenía que seguir peleando.

No iba a permitir que ese dolor lo retrasará de su objetivo, la victoria. A pesar de que todo su cuerpo sufrió daños, su parte más herida ahora mismo es su hígado, tal vez hasta tenía un sangrado interno, pero no pensó más en eso.

Solo vamos a acabar con esto.

Con ese pensamiento como mandamiento, camino hacía un paciente Ohma, que estaba rebosante de determinación, no iba a rendirse, todo lo que entrenó, todo ese tiempo que estuvo fortaleciéndose no fue para nada.

Terminemos esto.































Ashura. Where stories live. Discover now