2.

1.7K 103 11
                                    

Cazador de dojos.

—¡Otra vez!—vocifero el maestro.

Los alumnos volvieron a gritar a todo pulmón y lanzaron un tsuki. Volvieron a sus posiciones iniciales, esperando otra orden de su superior. El hombre un tanto moreno y de aspecto rudo suspiro y se cruzó de brazos.

—Listo, la clase terminó. Pueden irse.

Todos se marcharon, excepto uno. Un joven de baja estatura se acercó al mayor, tímido y temblando un poco, dijo:

—M-maestro.—él miró.—¿C-como cree que voy?, ¿e-estoy progresando?

Él miró de arriba a abajo a su alumno, este estaba espectante sobre la respuesta que recibiría. Este joven muchacho de 13 años es alguien que vino a este dojo solo para aprender autodefensa, cansado de ser abusado por sus compañeros y personas más grandes que él, vino aquí con el único propósito de hacerse fuerte.

Sonrió y acercó la palma de su mano a su cabeza, dejándola sobre esta.

—¿Crees que no has progresado?

Sin saber qué responder, no quería terminar diciendo algo que faltara el respeto de su maestro, así que mejor se encogió de hombros, dejando en claro que no sabía qué decir. Solo estaba confundido porque no veía diferencia, aún.

—Tsuo.—se dio media vuelta, se acercó al muñeco de pruebas en la esquina.—Viniste aquí a hacerte fuerte, ¿verdad?—el menor asintió nervioso.—Para ser fuerte debes ser paciente.—suspiro.—Dejame mostrarte lo que ganarás si lo haces.

Su maestro hizo una patada alta, golpeando de lleno la cabeza del muñeco. El equipo de protección que tenía se hizo pedazos, cayendo al suelo.

Tsuo quedó espectante, sorprendido no sólo por el artefacto destruido, sino también por que había una abolladura en la cara del muñeco. La fuerza de su maestro, es atemorizante.

—¿Ahora lo ves?—asintió nuevamente.—Tú podrías ser hasta más fuerte que yo, Tsuo.

Pensar en ello le era imposible, pero no había cosa que su imaginación no pudiera dar lugar. Esas palabras las tomará como motivación para seguir con un arduo entrenamiento en el dojo.

—¡G-gracias, maestro Tanaka!

Luego de esa demostración y esas palabras de agradecimiento junto a su inclinación como máximo respeto y gracias, se retiro dejando en completa soledad a su maestro.

El menor al salir del dojo, choco con alguien que estaba parado afuera enfrente de la puerta. Al ver quien era, era alguien de media estatura, con un abrigo y capucha puesta, no pudo ver sus ojos, pero sintió algo extraño sobre aquel hombre.

—L-lo lamento.

A pesar de a verse disculpado, no recibió nada a cambio, ni si quiera una mirada, es como si no existiera para él. Tsuo mejor siguió su camino de vuelta a casa.

Ese joven misterioso se encaminó adentro de dojo. Ansioso por conocer a la persona encargada de este.

Tanaka estaba sentado, de espaldas. El misterioso joven entró sin avisar, con sigilo, aún así el mayor fue capaz de saber que estaba ahí.

Ashura. Where stories live. Discover now