Ashura.

30.

Un pequeño relato.

Su cuerpo es enorme, en todos los aspectos posibles, sus piernas, sus brazos, su torso, sus abdomen, pecho, manos, todo. Hasta los músculos que se supone son los más pequeños del cuerpo humano alcanzaron un tamaño descomunal. Este hombre, tranquilo, amable, cortés y respetuoso, lo contrario a todo lo que sería hijo en un futuro, Yuichiro Hanma es ese tipo de hombre.

Alejado de la sociedad se mantenía oculto en una pequeña choza en medio de, lo que se puede considerar, la nada. Se mantuvo distante durante mucho tiempo, ahí en su país natal. La vida de este hombre es enigmática, apenas se sabe algo de él, la única información que existe sobre este individuo es que fue el primer hombre en derrotar a los Estados Unidos, y también fue protagonista de una de las humillaciones más grandes, después de que en una pelea de lucha libre recibiera una paliza todo por cierto precio.

Doppo Orochi se encargo del descarado que organizó esa pelea y atacó de forma tan salvaje a Yuichiro. Así se reveló que todo había sido solo un fraude.

Sin embargo de esto no se trata este relato. Esta pequeña historia se trata de como un hombre con ropas vueltas un desastre se encaminaba a esta pequeña choza, después de un largo viaje. La persona que se dirigía a este lugar y ya estaba enfrente a la entrada mirando al inmenso hombre acostado en el suelo completamente relajado. Yuichiro sabía que alguien se acercaba, no se sorprendió, sólo frunció su ceño. El recién llegado estaba encapuchado, su rostro sombrío y lo único visible era su mirada amenazante.

—¿Estas perdido?—preguntó Yuichiro. El contrario apretó sus puños, él se percató de esto.—Al parecer no.

De inmediato se deshizo de su capucha, miró al individuo que ha estado internado localizar desde hace unos meses atrás.

—Te he estado buscando por meses, no puedo creer que te he encontrado.—dijo.—La creatura más poderosa con vida, Yuichiro Hanma.

—¿En qué puedo ayudarte muchacho?—al mismo tiempo que hizo esa pregunta se fijo en sus características faciales, notando que ese hombre era alguien fuerte.

El joven trago saliva.

—Vine aquí para... Pelear contigo.

De alguna forma no se sorprendió al saber esto, no es la primera vez, más bien es de esas pocas veces que sucede. Tampoco es algo de lo que impresionarse, su fuerza es bastante conocida, es obvio que llamaría la atención de tipos como ese, solo era cuestión de tiempo para que lo encuentren.

—Supongo que puedo ayudarte con eso.—se sentó.—Pero no me gustaría hacerte daño.

Al oír tales palabras solo pudo reír por lo bajo.

—¡Si, claro!—exclamó.—Olvidate de eso. No vine de tan lejos para nada.

Yuichiro sonrió, rasco su mejilla.

—¿Cuál es tu nombre?

—Me llamo Tokita Niko.

En un bar ubicado en el centro de la ciudad, habían dos personas sentadas en mostrador. Uno de ellos no bebía nada, el otro tenía un vaso de romo a las rocas. Ambos llamaban la atención de cierta personas, había cierta presencia en ellos que no podías evitar pasar desapercibida.