Capítulo 24: Giorno Pt.2

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-Jojo- hablo serio, mientras aquel hombre de cabello azul apagó el vehículo y le tomo de la mano con sutileza.

Odiaba eso, odiaba todo lo que hacía, incluso la sonrisa que le daba, pues por la forma en que le sonreía, el  hombre sonrojaba. Odiaba que le gustara.

-Estas muy alegre, ¿Qué estás planeando Jojo?- volvió a preguntar, aquel hombre de cabello rubio y ojos delineados. Sintiendo el apretón de su acompañante, suavemente más fuerte.

-Nada Dio, no tienes porque enojarte- contesto sonriente, tomando la mano del contrario para tirar de ella suavemente hacia sus labios. Besando el dorso de su mano, oh si, odiaba eso. Le encantaba.

-No puedes engañarme, te conozco como la palma de mi mano- se quejó Dio -Ahora dime Jonathan Joestar, ¿qué es lo que tramas?- insistió.

-Dio Brando- respondió el joven de ojos azules -Sabes que quiero a Giorno, como si fuera mi propio hijo tambien- continuo diciendo, entrelazando ambas manos con las suyas. Dio rápidamente sospecho que su pareja ya había hecho algo.

-No te atrevas-

-Dio-

-Jamas, ni en esta vida ni en la otra- reclamo, soltandose del agarre de su pareja. Abrio el seguro de la puerta y bajo del vehículo.

-Dio por favor- hablo Jonathan -¡Es tu hijo! ¡Debes dejarlo ser feliz!- alzo la voz el hombre, haciendo que su pareja, caminara apresurado hacia la entrada. Las mascotas ya ladraban hacia la puerta con alegría y entusiasmo, hasta que lo vieron a el. Callaron, se sentaron y miraron al mayor entrar al hogar, jamás detuvo su marcha hasta poner un pie dentro de la casa.

-¿Dónde está?- hablo Dio, con la voz ruda y autoritaria, hacia la mujer que solo hizo una reverencia en señal de saludo. Detrás de el, venía Jonathan, viendo a las mascotas agitar la cola de alegría, manteniendose sentados al pie de la entrada.

Todo realmente paso muy rápido, demasiado apresurado, que tan pronto la mujer había recobrado la compostura, ni siquiera pudo decir alguna palabra, pues bajando de los últimos escalones, había un cuarto.

-Tu-

-Padre- hablo la voz  nerviosa, y ambos levantaron su vista un poco más arriba, un quinto más aparecía, a medio camino de las escaleras, reconoció a su hijo en pijama.

-Giorno, ¿qué está haciendo el aquí?- se quejó Dio, trono los labios en disgusto y Jonathan apenas puso su mano sobre el hombro del mayor.

-Dio-

-Señor- hablo Mista, pero el mayor de ojos dorados miro directamente a su hijo. Ignorando al muchacho de cabello negro y traje azulado, quien solo trajo saliva y respiró profundo, sabia que no iba a ser nada fácil.

-Padre yo...-

-Dio, escucha a...-

-¡Silencio!- alzo la voz fuerte, dejando que su pareja callara y quedara quieto. Mientras su hijo cerró los ojos en un susto y apretó el barandal.

Mista dio otro paso más al frente, se acercó al padre y dueño de la casa, para inclinar y bajarla vista hacia el suelo.

-Señor, escuche me por favor- insistió, sintiendo que sudaba frío y apretó los puños con disimulo. El no se comparaba en lo más mínimo, con lo atemorizante que era el director.

-Tu no mereces estar cerca de mi hijo- se quejó Dio

-Padre, déjalo en paz- hablo Giorno molesto, reaccionando ante aquellas palabras, y camino a paso apresurado para interponerse entre los dos

-Giorno, sube a tu habitación-

-No-

-¡Haruno!-

Verano (AbbacchioxBruno)Where stories live. Discover now