Capítulo 4: Trabajo

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En mi caso: no se que decir.
Así que, ¿disfruten?

☆.☆.☆.☆

Y ahí, donde fue que empezó la travesía. Al día siguiente, Leone Abbacchio miró el calendario, madrugó aunque no lo creía jamás en su vida y tachó el papel que colgaba de la pared.

Hizo sus cuentas, Mista metió la pata cuando tenía 14 días sin contar el sábado y domingo, eso daba una suma de dieciséis pero al hacer la resta volvía a tener catorce pues debía de entregar el día viernes, la graduación, por mayoría de votos, iba a ser en sábado. Un caso muy particular pero nada relevante, así que el día de hoy, era jueves, había perdido lunes, martes y miércoles fue el día que había ido acosar a Bruno hasta su casa.


Sonrió.


Entonces, tenía jueves, viernes, sábado, domingo y cuatro días más. No quiso contar el día viernes pues ese día, debía de entregar eso le daba un total de ocho días.

Se tallo la cara, tan pronto aventó el plumón a la cama y respiró profundo. En todo el día anterior, no había logrado elegir un tema, ni siquiera contesto las llamadas y mensajes que le habían enviado Mista ni Fugo para salir a divertirse. No, no podía, ellos no tenían el mismo problema que el.


-Bien- se habló así mismo en voz alta, se mostraba tan decidido a seguir las reglas del maestro y entregar ese estúpido trabajo -Hora de trabajar- termino su expresión y de nueva cuenta en su mochila vacía, solo puso dos libretas, el paquete de plumas y guardo el móvil.


Justo ahí pensó, ¿le había dicho a Bruno dónde verse? ¿La hora? ¿El lugar?

-¡No puede ser!- se reclamo en voz alta, y fue camino a la biblioteca. Al menos sabía dónde vivía pero no estaba seguro si era ideal ir de nuevo hasta su casa, no estaba lejos... pero en carro.


Oyó el ruido del móvil, sonó una y otra vez. Que apenas extendió su mano en búsqueda de el, estaba adormilado y pegó el teléfono a su oído sin saber quién era.


-¿Diga?-


Fugo!- reconoció la voz del mayor -Necesito tu ayuda, necesito conseguir el teléfono de Bruno-


-¿Eh?- balbuceo, hallándose la cara. Cuando vio el reloj, decía que eran ya las diez de la mañana -¿Quién habla?-


-Sabes quién soy, ¡ahora ayúdame a conseguir el número!- fueron las últimas palabras que escucho antes de que le colgarán. ¿En serio era la voz de Abbacchio? Aún así, no perdió el tiempo y puso manos a la obra, claro, después de dormir cinco minutos más.

El albino estaba en el estacionamiento de la biblioteca, y aunque veía la entrada una y otra vez, no podía postergar más tiempo el momento. Bajo del auto y camino hasta el interior, todo estaba muy tranquilo, más tranquilo de lo que estaba toda la mañana.


Una vez, pensó en irse a registrar, lo había olvidado por completo de quien estaba ahí. El chico rubio que solo hacía anotes en algo, mientras movía un libro de una pila a otra.


-Buenos días- murmuro, y el reacciono con un gesto, de una mano al aire frente a el. Hizo un gesto, de tres, dos, uno...

-¿Si?- apenas hablo, y casi caía de espaldas al reconocerlo -Leone... eh... ¿qué puedo ayudarte?- fue muy tonta la forma en que habló, el albino sonrió.


-Necesito un pase- dijo aún con el gesto al rostro -Y tu... puedes ayudarme- continuo diciendo con una sonrisa torcida y en arco la ceja. Giorno a duras penas pudo devolverle el gesto.


-Si, claro- trago saliva, y solo lleno una hoja de un libro que tenía en el mueble -¿Es por el trabajo, cierto?- pregunto, y alzo la vista al chico que tenía frente a el. Pero antes de poder decir algo, solo vio a un tercero aparecer.

Verano (AbbacchioxBruno)Kde žijí příběhy. Začni objevovat