Capítulo 41: Se acabo.

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Espero les siga atrapando la historia.
Mil gracias por acompañarme pacientemente

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Cuando había subido a la habitación del anfitrión, cuando Abbacchio había pensado que Bruno solo quería estar en la cama, en silencio, a solas en un espacio a salvo y seguro, donde no hubiese nadie…

Es decir, cuando pensaba que buscaría algún refugio donde estar, para no salir y no hacer nada, se dio de golpe contra la pared en cuestión de minutos.

Ironicamente y sin esperarselo, Bruno había tomado iniciativa, pues sin permiso, sin titubeo, sin alguna pizca de temor en sus acciones más que solo en su mirada, se levantó de la cama y salió.

Una regadera de menos de cinco minutos, incluso el atrevimiento a agarrar algo de ropa prestada sin permiso y después, ya estaba de pie frente al joven dueño del hogar, que estaba sentado en el sillón de la pequeña sala.

-¿Puedes llevarme?- dijo brevemente, fueron las únicas palabras al mayor que se limitó a tragar saliva, y aún que palabras cruzaron por su mente, callo. No hacer preguntas y solo hacer caso al joven pelinegro

 –Quiero ir a cambiarme a mi casa, y después ir a la escuela- continuo diciendo Bruno, apretando una mano contra su brazo, masajes que deslizaban su palma de arriba a abajo, no eran nada sutiles y de pronto, ya estaba Abbacchio apartando su aquella mano de él.

-Creo que tengo una pelota anti estrés en algún lugar- dijo el mayor en una broma de pésimo gusto, y se limitó a seguir al menor que salió directo al vehículo, una vez que terminó dándole una pluma retráctil que el joven pelinegro se atrevió a apretar una y otra vez, mientras Abbacchio se dispuso a conducir.

Una breve parada a la casa de Bruno, donde salió vestido con las prendas que le hacían sentir cómodo y sus lentes que le ayudaban a ver. Una vez estuvo sentado del lado del copiloto, Abbacchio prendió el vehículo por segunda vez y entrego la vieja mancuerna que encontró en el pequeño compartimento del carro y dejo que el pelinegro apretara el pequeño aparato de nuevo, una y otra vez.

Se sentía ansioso, estaba muy nervioso.

Pero tenía que hacer algo, debía de hacer algo por el contrario, pues si el mayor ya había hecho ciertas cosas, muchas cosas posiblemente, ahora él debía de hacer algo.

Yo quiero ser policía” recordó aquella platica que tuvo con el mayor, donde ambos habían degustado comida callejera en la casa de Abbacchio “…poner mi vida en peligro por gente que ni siquiera conozco, pero el hecho de defender a alguien…”

Te gusta” le interrumpió, recordó su mirada.

“Me hace sentir bien” le contesto el mayor, con un tono de voz que jamás había escuchado antes.

Si Bruno podía ayudar a Leone ahora, si solo debía presentarse en la escuela y hacer cualquier cosa ahora, aunque fuese solo decir que si. Probablemente cuando las palabras salieran de su boca para ayudar al mayor, podría tan solo ayudarle a superar un poco aquello que había pasado, podría darle el valor de enfrentar aquello que había pasado.

Podría…

Quizas podría sentirse mejor, si ayudaba y hacia algo, lo que fuese por el…

Quizás podría sentirse bien.

Bruno quería estar bien.

-Llegamos- hablo Abbacchio, volviendo al menor a la realidad.

El mayor de los jóvenes se sintió incapaz de decir alguna otra palabra, incluso empezó a pensar como si ahora estuviese presentando un examen de la academia oficial; Ayudar a alguien, ayudar a una persona que antes no pudo defender.

Verano (AbbacchioxBruno)Where stories live. Discover now