Capitulo 17: Somos amigos

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Sintió que no estaba en el sillón, la música no se oía. Todo estaba en silencio y él parpadeo despacio, intentando no moverse demasiado y ver al mismo tiempo su alrededor-sus lentes, no se los habían quitado-; vio una pared, dio media vuelta lentamente y del otro lado de aquella pared, en un rincón, estaba una lampara iluminando suavemente y alguien comía otra bolsa de aperitivo.

Había más de una botella en el piso, lo vio como leía, escribía y miraba con suma atención un libro entre sus piernas y una carpeta más en sus manos. Vestía unos audífonos de diadema, enormes y de color rojo, escuchaba música para si mismo con tal de no hacer demasiado ruido para evitar despertarlo a él.

Estaba tan perdido en su labor, hasta que Bruno lentamente tomo asiento en la cama y él reacciono, volteándolo a ver. Apenas cruzaron la mirada, se bajó los audífonos al cuello, y Bruno suavemente sonrió.

-Hey-

-¿Qué tal dormiste?- le devolvió el saludo con una pregunta -¿Ya eres tu de nuevo?- bromeo Abbacchio con él, provocando que el pelinegro soltara una pequeña risa

-Lo seré cuando coma algo- intento devolver la broma, haciendo que el albino levantara su teléfono, en mano.

-No debe tardar- le contesto Abbacchio, haciendo que Bruno parpadeara -¿Si te gusta la pizza verdad?- pregunto con claro tono de sarcasmo, haciendo que el pelinegro tomara la almohada y la aventara sin fuerza alguna contra él

-¡Hey!- apenas se escucho un grito del contrario, quien rápidamente cerro los cuadernos y se levantó contra él, tras quitarse los audífonos y ponerlos bajo la mesa.

-No, no- intento decir algo en vano el pelinegro, tomando una almohada más para protegerse de algo, sin saber qué. Sintiendo como Abbacchio le empujo con todo y almohada contra su cama de nuevo, siendo detenidos por el sonido de un claxon.

-Salvado por la campana- dijo Abbacchio, apartándose del pelinegro, con una sonrisa cada vez más notoria. Y el chico quedo acostado en cama, mirando como el dueño del hogar se marchaba escalera abajo.

Bruno no pudo evita sentirse algo relajado, extraño, tranquilo. Eso hasta que reacciono donde estaba, hurtó su móvil pero se dio cuenta que no lo tenía a la mano, sus cosas estaban en planta baja. Y con paso apresurado fue a lavar su cara y caminar escalera abajo.

Abbacchio había pedido pizza, las cajas estaban en la mesa y el anfitrión ya  había ido a la nevera por bebidas para ambos. Bruno buscó en el sillón, miro su móvil y se dio cuenta se las altas horas de la noche.

-¿Bucciarati?- hablo Abbacchio, el pelinegro noto que no había llamadas perdidas. Y ya pasaban de las nueve de la noche -¿Refresco esta bien?- le pregunto tan pronto cruzo la mirada con el y asintio.

Honestamente estaba nervioso, algo ansioso. Abbacchio camino a la sala, encendió el televisor para tener algo de ruido y tras dejar las bebidas, regreso por la pizza.

-Es pizza Margarita- señaló, sentándose en el sofá viendo al joven aún de pie, con el móvil en mano -¿Pasa algo? ¿Te tienes que ir?- pregunto Abbacchio ante la falta de palabras, y Bruno rápidamente negó.

-No, mi madre no ha llamado aun- se limitó a contestar, torciendo los labios -Y es tarde- señaló

-¿Te quieres ir ya?- contesto Abbacchio confundido, antes de siquiera poder tomar una rebanada y se levanto frente al pelinegro -¿Quieres que te lleve a tu casa?- preguntó

"Bruno piénsalo, una oportunidad así no la puedes dejar ir" recordó en su mente aquellas palabras de su amigo, haciendo que Bruno llenara de valor y sonrió con rapidez, agitando su rostro en disimulo.

Verano (AbbacchioxBruno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora