Capitulo 10: Respira Bucciarati (Pt. 1)

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Creo que no los merezco, por tanta paciencia.
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Les comparto algo corto, en lo que...preparo la siguiente parte.

*-*-*-*

Hasta el momento que cruzo la puerta, en el momento que Abbacchio se desapareció tras el comedor o la cocina, Bruno pudo asimilar las palabras que había oído hacía rato.

"A solas con Abbacchio"

Mista lo había dicho, Abbacchio se lo había dicho, y él estaba hecho un manojo de nervios, que se repetía una y otra vez las mismas palabras; solo iban a trabajar, y pronto se iría a casa.

-¿Bucciarati?- oyó la voz, el dio un paso al interior de la sala -¿Bucciarati?- repitió, el seguía viendo una casa limpia, impecable, y tenía que agregar que no había un solo retrato familiar. Estaba sorprendido del lugar, sinceramente no pensaba que así estuviera, de presentable.

-¿¡Bucciarati, estas ahí?!- hablo un tono de voz más fuerte, él reacciono casi pegando un brinco, apretó más fuerte la mochila y los libros

-¿Eh? Si- susurro -¡Si!- aclaro su garganta y alzo la voz.

-Pensé que ya te habías ido- intento bromear el alto, camino a la mesa, con platillos, vasos y volvía por el resto. Bruno río nervioso

-No, yo...- ni siquiera supo que más decir

-Toma asiento- indicó el mayor, el hizo caso -¿Refresco o jugó?-

-¿Jugo esta bien?- le contesto, con dificultad y en cuestión de instantes, finalmente ambos comían en silencio.

Nada cómodo para ser verdad.

Bruno apenas podía levantar su vista de vez en cuando, intentar no ser obvio en mirarlo, ver como comía a la vez que observaba su alrededor. Apenas se oía el ruido de cubiertos, el vaso golpear contra la mesa sutilmente y un suspiro tras seguir comiendo. Abbacchio comía, Bruno no.

-¿Todo bien?- intento hacer una plática el joven de piel blanca, Bruno apenas levantó la ceja, lo miró, cruzó su mirada con la suya a la vez que ponía un bocado más en su boca. El cubierto quedó atrapado en sus labios, Abbacchio torció los labios en una sonrisa, Bruno no pudo romper la mirada.

-Supongo que te gusto la comida- sonrió, Bruno reaccionó en efecto domino, bajo la mirada y vio obviamente a su alrededor, como si buscara ayuda. No había nadie, no podía ser tan obvio, que cuando pensó que Abbacchio le diría alguna cosa más, al contrario, quedó callado.
-Sí, la comida está muy rica- confesó el pelinegro, intentando devolver el favor de crear una plática entre los dos.

-Lástima que no puedo mentir que yo cocine- le respondió el de cabellos blancos, ambos rieron.

-Entonces...- trato de hablar Bruno, fuera del tema escolar, era presa de los nervios.

-No va llegar nadie- dijo Abbacchio, comiendo los últimos bocados de su platillo -Digo, si es lo que te preocupa, no te voy a hacer nada malo- continúo diciendo, volviendo a cruzar ambos jóvenes la mirada.

-¿Tu familia...?-

-Vivo solo- contesto Abbacchio antes de que el pelinegro dijera alguna otra palabra.

-¿Por eso no tienes fotos?- le pregunto Bruno, tratando de no soñar entrometido.

-Si, por eso no tengo fotos- repitió, en una respuesta monótona -Tu tampoco tienes fotos familiares- le dijo Abbacchio, llamando la atención de Bruno, quien antes de poder decir algo, recordó que la única ocasión que Abbacchio visitó su casa, bastó y sobró.

-Mis padres están divorciados- intento sonreír Bruno, al menos ambos estaban platicando -Mi padre vive a unas horas de aquí, cerca del mar de hecho, pues es pescador-

-Vives solo con tu madre-

-Sí, algo así... - intento sonreír Bruno, no quería soltar los detalles por completo -Vine aquí, para poder estudiar una carrera-

-¿Qué quieres estudiar?-

-Bueno... aún no lo sé-

-Yo quiero ser policía- confeso Abbacchio sin pensar -A mi familia no le pareció, piensan que es tonto querer yo solo poner mi vida en peligro por gente que ni siquiera conozco, pero el hecho de defender a alguien...- hablo Abbacchio, viendo fijamente a los ojos a Bruno, pudo ahí, darse cuenta del color de sus ojos a través del cristal, azules.

-¿Te gusta?- murmuró Bruno, Abbacchio asintió, apartando la mirada

-Me hace sentir bien- confeso, y siguió comiendo. Se había delatado en algo muy personal.

-A mí me gusta pescar, mi padre es pescador, me enseñó todo- hablo Bruno de nuevo, no quería perder el hilo de la plática -De hecho... podría enseñarte cómo hacerlo- sonrió el pelinegro, provocando lo mismo en el mayor.

-Si llevo a Mista, tendrás que llevar al rubio contigo- dijo Abbacchio, Bruno le vio confundido -No sé qué le hizo tu amigo, pero está más estúpido de lo que ya es, y si vamos a pescar seguro va querer hacer de todo para impresionarlo- río Abbacchio

-Mientras no se ahogue, estará bien- sonrió Bruno

-Y si se ahoga, yo me niego a salvarlo-

-Le podemos pedir a Giorno que se encargue de eso- respondió Bruno, y la sonrisa en ambos era más notoria

-Si lo hace, va pensar que el rubio es una sirena- bromeo Abbacchio, mientras Bruno intentó dar un sorbo a su bebida -Y si se lo cree, temo que quiera dejarse morir por eso- le dijo a Bruno, haciendo que el chico imaginara la escena y casi escupiera la bebida.

¿Giorno sirena y Mista pescador? ¿En qué rayos estaban pensando los dos?

Para empezar... ¿Giorno no le gusta nadar o sí? ¿Y la pesca?

-Pero lo dijo en serio- hablo Bruno, intentando sonar más tranquilo -Podríamos ir a pescar, sé que mi padre nos recibirá sin problema y claro... después de que entregues tu trabajo- confeso el pelinegro, finalmente en sus últimos bocados, y peino su cabello tras su oído.

-Suena bien- le contesto -Creo que jamás he ido al mar, o no que yo recuerde- confesó Abbacchio, encogiéndose un poco de hombros.

-Entonces confía en mí... sé que te gustará- sonrió Bruno, cruzando su mirada con el alto, tenía unos ojos de color ámbar, muy peculiar -Yo me encargaré de eso- contesto, haciendo que el alto desviara un poco la mirada ante tanta emoción repentina, respiro profundo y se levantó de la mesa, los platos ya estaban vacíos

-Pero primero encárgate de ayudarme a pasar- le respondió Abbacchio, haciendo que Bruno se levantara de la mesa, tomo la vajilla para llevarla a la cocina, pero siquiera, antes de poder intentarlo quedo de pie frente a el mayor. Abbacchio extendió su mano a la vajilla de Bruno, vio al chico de pie frente a él, y pudieron verse de nuevo, justo a los ojos.

-Yo lo llevo- murmuró Abbacchio, sin siquiera apartar la mirada del menor, apenas movió su cabeza en señal de dar un sí y Abbacchio se apartó. Tomo la vajilla y se alejó de él para desaparecer en la cocina.

Habían estado tan cerca...

-Respira Bruno- se dijo el pelinegro, acomodo de nuevo su cabello, movió un poco sus lentes y camino a la sala en busca del material para trabajar.

Lo había recordado de nuevo, tenían que trabajar.

*-*-*-*

PD: Gracias a los que me siguen leyendo.

Verano (AbbacchioxBruno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora