Capítulo 37; Noche.

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Viernes; Entrega de calificaciones

Sabado; Graduacion, por voto de mayoría.

La fiesta sigue en pie.


El cielo estaba completamente oscuro, ni siquiera estrellas brillaban pues nubes cubrían en su totalidad todo el espacio y a cambio agua caía, las calles  los árboles, los autos y las casas se mojaban. Y dentro de una recámara ajena, tenía a un muchacho envuelto en sábanas que intentaba dormir, quería dormir y pensar que todo había sido un mal sueño pero no se lograba calmar.

Aún oía su risa, escuchaba el murmullo de su voz y el toque de aquellas manos, forzando lo contra su voluntad. Recorriendo aquellas partes que no debía tocar.

Se oyó un grito ahogado, que más bien termino en un quejido apenas audible salir de sus labios, y se daba cuenta que la habitación no era la suya, tan pronto miro a su alrededor.

Se escuchó la lluvia tras la ventana, unos relámpagos iluminando tenuemente la recámara y el menor de cabellos negros miro a su alrededor.

Estaba solo.

Se dispuso a salir de la cama, sentia su boca seca y las manos algo sudadas. Camino a paso lento por el lugar y fue camino hacia donde encontrar agua.

Pasos lentos y descalzos, donde se apareció en la pequeña sala, comedor para descubrir que sonaba una música totalmente diferente a la que jamás creyó escuchar. No con el, alguien tocaba el piano con fuerza y pasión, le provocó algo de intriga, incluso a pesar de no recordar el nombre de la canción, le gustó.

Música instrumental, ayudaba a relajar..

Y bien que había alguien relajado, o al menos eso pudo imaginar al no descifrar alguna expresión en el mayor.

Leone Abbacchio estaba rendido en el sillón de la sala, con ojos cerrados y expresiones frías que no podía deducir si era algo feliz o una pesadilla lo que soñaba.

Solo se oía aquella música clásica ante tanto silencio en toda la habitación. La lluvia fue cesando y ambos finalmente cruzaron la mirada, sin necesidad de hacer ruido, uno sonrió. O eso intento…

-¿Estas bien?- le pregunto el mayor, haciendo que el joven de cabello negro le diera una sonrisa torcida.
El anfitrión apenas se tallo el rostro, el joven pelinegro solo le miro estirarse contra el mueble.

-Eso debería preguntarlo yo, Leone estas torcido en el sillon- le contestó el contrario, recibiendo a cambio sonidos de queja, balbuceos, al mismo tiempo que el mayor tomó asiento correctamente para después levantarse de su lugar.

-Te traeré agua, la necesitas- dijo Leone, quizás algo confuso para el pelinegro, quien se limitó a verlo caminar hacia su destino y volver con un vaso con agua para el.

》Tu voz se oye algo diferente, y bueno… has dormido casi toda la tarde, ¿Tienes hambre?- continuo diciendo el mayor, dejando que el contrario tomara el vaso, bebiera dudoso al inicio, para después tomar hasta la última gota y le miro.

De pie, frente  a frente con el, cuando Leone vio al menor directo a los ojos, muchas cosas pasaron por su mente. Tantas escenas pudieron recorrer en segundos, su imaginación fluyó, pero al final se controló.

-Bruno- pregunto el mayor, hizo reaccionar al pelinegro, que en su mirada se perdió. Aunque estaba más que perdido, y de seguro el mayor sospechaba el porque

-¿Si?-

-Pregunte si tienes hambre- contesto Leone mirando que Bruno desviaba la mirada. En silencio negó. -¿Uh?-.

-No tengo hambre- le mintió, bajando la mirada, jugando con el vaso entre sus dedos, casi el silencio dominó la habitación, que solo por la música que se oía, no pasó.

Verano (AbbacchioxBruno)Where stories live. Discover now