Capitulo 39: Amargo (2da Parte)

297 47 10
                                    


En el momento que sintió un pequeño vacío, su cuerpo se movió por inercia buscando algo de calor, sin embargo duro poco aquello que había alterado su tranquilidad, pues de nuevo volvía a sentir su compañía, o eso pensó al sentir algo de frio, pues aquel tacto que recibió no fue tan cálido.

Abrió los ojos, miro aquellos ojos azules y también aquel cabello rubio que estaba algo fresco, y cuando ambos mantuvieron la mirada, su amigo le sonrió.

-Buenos días mi bebé- bromeo en un susurro para después extender su brazo, acercarse al contrario y reunirse los dos en un abrazo que aquel joven de cabellos negros no nego.

Ambos se dieron una sutil sonrisa, que perdieron de vista, tan pronto se abrazaron, ellos dos no tuvieron que hablar demasiado, pues eran de aquellas amistades de las cuales podían casi leerse la mente. No por nada, cuando se trataron, conectaron tan bien.

-Soy mayor que tu- balbuceo el pelinegro, oyendo a cambio una sutil risa de su amigo que apretó más su cuerpo y sus brazos al contrario, apenas se oyeron balbuceos de alegría y fastidio entre los dos.

-Claro que si Bruno, eres mi bebé- le murmuró abrazando más hacia el -Mira, te estoy arrullando para que vuelvas a dormir- siguió la broma, oyendo a cambio una queja, seguido de un juego fingido de cosquillas, golpes o una almohada, para verse de nuevo frente a frente sonriendo, tan pronto se habían apegado y calmado el uno al otro.

Bruno sonreía, y eso parecía estar bien, al menos por ese momento.

-¿Qué tal dormiste?- pregunto Giorno de forma repentina, viendo a su amigo girar en la cama y mirar a su alrededor para darse cuenta que no estaba en su cama -¿Hubo algo de acción?- insinuo en broma, oyendo a cambio un sonido de reclamo y Bruno rápidamente aventó la sabana sobre su amigo para taparlo con ella.

-¡Espera, espera, me vas a despeinar!- alzo la voz su amigo, dejando que de nuevo el dúo jugara aunque fuese un poco, unos momentos donde de nuevo quedaron rendidos en la cama recuperando el aliento.

-¿Cómo estás?- pregunto Bruno de repente, viendo que Giorno enarcara la ceja

-Eso debería preguntarlo yo- contesto el rubio, dando una sonrisa torcida -¿Cómo estás?- le devolvió la pregunta, volviendo con esta a la realidad, buscando ciegamente la mano de su amigo para entrelazar con la suya y se miraron frente a frente. Un pequeño gesto de amistad, algo que les brindara valor a los dos.

-Bien... supongo- le respondió el pelinegro, soltando un sutil suspiro donde el rubio le miro a los ojos, buscando la mirada que su amigo desvió -Es... no sé cómo me siento, más bien- admitió

-¿Crees que estar con Abbacchio te ha ayudado un poco?- pregunto Giorno curioso, cruzando de nuevo la mirada ambos y el pelinegro se encogió de hombros. A Bruno le fue difícil mantener la vista con su amigo, en aquellos momentos -Bueno... tu madre tampoco ha preguntado por ti, ¿Por qué el mundo es tan extraño?- continuo hablando el joven de cabellos dorados, desviando la vista y girando en la cama para mirar el techo, haciendo que Bruno le copiase el gesto.

De nuevo ambos quedaron acostados boca arriba e hicieron una pausa de silencio.

-¿Qué estás pensando?- pregunto el pelinegro, notando la actitud del contrario. Enserio que no por nada eran mejores amigos, ambos se conocían demasiados -¿Giorno?-

-¿Sabes que Abbacchio no se puede graduar... aun?- contesto el rubio, evadiendo un poco la pregunta de su amigo, al mismo tiempo que buscaba ser algo sutil. Siendo honestos por más que pensó de mil maneras aquella situación, ahora que lo decía en voz alta era más difícil de hacerlo.

-¿Qué sucede?- pregunto Bruno, intentando acelerar las palabras, sabía que Giorno quería decir otra cosa -¡Habla!- insistió alzando un poco la voz, casi al mismo tiempo que alguien en un lugar no tan lejano le decía casi lo mismo a su amigo.

Verano (AbbacchioxBruno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora