Capítulo 1: Todas las flores

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Aclaración: para las que no lo sepáis un herbario es una especie de cuadernillo o carpeta con plantas secas e información sobre ellas como dónde se recolectó, algún uso que de la planta, clima en el que crece... Es un trabajo muy común que suelen mandar todos los profesores de botánica en la universidad.

CAPITULO 1

Marzo 2019

Era sábado y Miriam se levantó corriendo para ducharse y preparar unos bocadillos y poder salir cuanto antes de casa. Cuando su novia Mimi le dijo que en la facultad le habían mandado como trabajo un herbario y tenía que ir al campo a recoger plantas ella ya estaba planeando a donde iban a ir y toda la ruta que iban a recorrer.

Una de las cosas que echaba más de menos de su casa era el campo, poder salir con su familia y con su perro a la montaña y respirar aire fresco. Cuando se mudó desde Galicia a Madrid para poder estudiar Arte Dramático al principio se conformó con pasear por los parques que había por la ciudad y con el Jardín botánico, pero se notaba que seguía en medio de la ciudad y no se comparaba a salir al campo y estar tranquila.

Después de meter la comida, agua y la crema solar en la mochila salió de su piso y se dirigió a la estación de tren, donde la esperaba Mimi con cara de pocos amigos, seguramente por la hora que era.

- ¿Me repites por qué hemos tenido que venir tan temprano un sábado? – le preguntó dándole un abrazo

- Para aprovechar todo el día

A los pocos minutos llegó el tren que las llevaría hasta un pueblo más alejado de la capital donde poder adentrarse en el bosque. Cuando estuvieron sentadas, Miriam observó que además de la mochila con comida, Mimi llevaba más equipaje. Mimi se dio cuenta y procedió a explicarle para que necesitaba todo.

Llevaba bolsas pequeñas para poder guardar ramas de árboles, que ya se encargaría de secar en casa porque podían durar más tiempo sin estropearse. Sin embargo, como las flores se marchitaban muy fácilmente tenía que empezar a secarlas nada más cogerlas, y para ellas llevaba un cuaderno viejo, papel de periódico y una carpetita para poder prensarlas y guardarlas sin que se estropeasen.

Durante lo que quedaba de trayecto en tren estuvieron mirando la ruta que iban a seguir. Cuando por fin se bajaron del tren no tardaron mucho en cruzar el pueblo y llegar a la entrada de la ruta.

Nada más adentrarse en el bosque Miriam cogió aire y estiro todo su cuerpo, lo que hizo que Mimi pegase una carcajada al verla.

Se cogieron de la mano y empezaron a caminar. Iban siguiendo el camino marcado, pero de vez en cuando se iban adentrando en los matorrales para que Mimi pudiese ver que plantas había.

Cada vez que Mimi cogía una planta le explicaba todo lo que sabía sobre ella a su novia, que empezaba a sonreír como una tonta.

- Si en el fondo te pone cuando me hago la lista - soltó Mimi de la nada

- Joder neno, ya tenías que estropear el momento – le respondió Miriam poniendo los ojos en blanco

- Pero si es verdad, pero tranquila que ya te hablare de las papilionáceas cuando estemos en la cama - dijo guiñándole el ojo antes de coger la planta que tenía delante y prensarla en el cuaderno.

Aunque le costase admitirlo, sí que le gustaba cuando Mimi se tomaba algo en serio, aunque no solía pasar a menudo, y cuando pasaba no duraba mucho.

Siguieron paseando hasta que ambas empezaron a sentir el cansancio en sus piernas y decidieron parar a descansar un rato. Se sentaron encima de unas piedras y bebieron un poco de agua. Mimi sacó unas chuches de su mochila "para recargar energía". Estuvieron hablando un rato, hasta que Mimi se levantó de un salto, asustando a Miriam.

Todas las flores / Miriam2Where stories live. Discover now