Capítulo 42: Secretos

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- Es que la he cagado muchísimo – se torturaba la rubia

Después del encontronazo que había tenido con Miriam había quedado con sus amigas porque necesitaba hablar con alguien, y al final acabaron reunidas en la habitación de Mimi.

Saydi, Mónica, Claudia y Dama se miraron entre ellas sin saber muy bien que decirle. Porque a lo mejor no era muy buena idea confesarle que Miriam había estado hablando con ellas durante los últimos meses, y que el tema de conversación había sido ella.

La cosa comenzó tras el viaje a las islas baleares, cuando Miriam le preguntó a Saydi como estaba Mimi. A la morena le impresionó la pregunta, al menos hasta que Mimi les contó que había roto con ella. A partir de ese momento, Miriam comenzó a preguntarles a las chicas sobre Mimi, porque a pesar de todo a la gallega le importaba que Mimi estuviese bien, aunque no fuera con ella.

- Soy una idiota, no hago nada bien... - seguía torturándose la rubia mientras daba vueltas por su habitación – Y lo peor es que ahora me odia. No ha querido ni pasar la noche con los chicos porque estaba yo allí – les recordó lo que había sucedido antes de que las llamara.

Las cuatro chicas se miraron entre ellas, intentando decidir si era buena idea decírselo o no.

- Te has parado a pensar que a lo mejor aún te quiere y por eso le cuesta estar contigo. – intentó darle alguna pista Dama.

- Que va... Me odia. Normal. Después de como la dejé. – la rubia seguía en sus trece dando vueltas de aquí para allá.

Sus amigas rodaron los ojos.

- Mimi. Que a mí me ha preguntado por ti. – soltó Saydi, con la esperanza de que no se lo tomase a mal – Desde que rompisteis me ha preguntado unas cuantas veces como estas, como te va el baile y estas cosas.

Mimi se quedó estática.

- Saydi, dime que esto no es una jodida broma de las tuyas.

Saydi negó lentamente. Y las demás aseguraron lo mismo

- Mimi, esta chica te quiere. No entiendo ni cómo ni por qué, pero te quiere. – intentó bromear Dama – Así que haz el favor de hablar con ella. No solo por ti, si no por ella. Creo que aún podéis arreglarlo.

Mimi no la dejó terminar la frase, porque ya estaba saliendo por la puerta de casa.

-.oOo.-

Por suerte, todos sus amigos estaban en casa de Agoney, por lo que seguramente Miriam estaría sola en su casa. Se conocía el camino de haber ido alguna vez y no tardó mucho en llegar, ya que sin darse cuenta estaba corriendo para llegar a verla cuanto antes. 

Una vez en el portal comenzó a llamar al telefonillo como una loca.

- Aitana por Dios, mira si llevas las llaves antes de irte – la riñó Miriam por el telefonillo antes de sonar el pitido que indicaba que la se abría la puerta. 

Sonrió ante la ingenuidad de la gallega, aunque se alegró porque confirmo sus sospechas de que iba a estar sola en casa.

Subió andando por las escaleras para intentar disminuir sus nervios. Aunque cuando llegó al piso de Miriam y vio la puerta de su casa entreabierta dudó si debía entrar, pero finalmente lo hizo.

La gallega estaba en la cocina, preparándose la cena, y parecía mucho más calmada de lo que había estado antes.

- Que pronto habéis vuelto. ¿No habéis salido de fiesta al final? – pregunto al oír la puerta cerrarse.

- No quiero sonar muy a psicópata, pero deberías preguntar quién es cuando alguien llama, y no deberías dejarte la puerta abierta, podría colarse algún loco o algo. – habló sobresaltando a la menor.

Miriam se giró, dejando la ensalada que se estaba preparando a un lado. Mimi no supo bien descifrar la mirada de la gallega.

- ¿Qué haces aquí?

- Pedirte perdón. – consiguió hablar Mimi. Entre la carrera que se había pegado al subir las escaleras y los nervios que tenía a flor de piel estaba hiperventilando. – Por todo. Por alejarte de mí y por haberte tratado así estos meses.

- Mimi, ya te he dicho antes que lo ya vale. Está todo bien. – contestó Miriam.

- No, no está bien, porque has estado cargando con todo sin tener culpa de nada. – tragó saliva antes de atreverse a decir lo que tenía en la cabeza - Y encima preocupándote por mi... - dejó caer la razón por la que había venido. – Las chicas me han dicho que les has estado preguntando por mí.

Miriam se sintió un poco decepcionada con las amigas de Mimi, que le habían jurado que no le dirían nada.

- Mimi, lo siento, no tendría que haberles preguntado por ti. Siento haber invadido tu privacidad. – se disculpó.- Pero tienes que entender que no sabía que narices te pasaba, y estaba muy preocupada por tí. - dijo en su defensa.

- Eres imbécil. – le dijo Mimi acercándose a ella – Deja de disculparte cuando he sido yo la que la ha cagado.

Miriam no había estado más confundida en la vida. Si ya le costaba entender lo que había sucedido entre las dos los últimos meses, con lo que le estaba diciendo ya sí que no entendía nada.

- Miriam... ¿Hay alguna posibilidad de que me des una segunda oportunidad? – consiguió preguntar la mayor.

La gallega se alegró al oír sus palabras. Llevaba meses queriendo oír algo como eso, queriendo volver a estar con ella. Se acercó lentamente a ella, y cuando llegó a su altura la abrazo con todas las fuerzas que tenía.

- Solo si me prometes que esto no se va a repetir. – dijo separándose un poco para poder mirarla – Que cuando te vuelva a pasar algo así me vas a decir lo que te pasa y no me vas a alejar como su tuviera la peste – comentó con amargura.

Mimi solo pudo asentir, intentando reprimir las lágrimas mientras ella también la abrazaba con fuerza.

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Bueno, bueno. Esta historia se va terminando... Queda el epílogo y creo que ya voy a cerrarla para no alargarla más sin sentido.

<3


Todas las flores / Miriam2Where stories live. Discover now