Capítulo 29: Soluciones

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Fue Miriam la que se levantó primero a la mañana siguiente. Mimi seguía hecha una bolita respirando profundamente. Aún tenía la cara roja y los ojitos hinchados por la llorera de la noche anterior. Se le encogió el corazón al verla así, y se tuvo que contener para no darle un abrazo y despertarla, puesto que lo que más necesitaba en ese momento era descansar.

Decidió ponerse a hacer el desayuno y tenerlo listo para cuando la rubia se despertase, para que con suerte la animase un poco. Se puso a tostar pan, a hacer café y a cortar un aguacate en láminas. Justo cuando estaba terminando de prepararlo todo sonó el despertador de Mimi, que con un quejido se estiro a coger el móvil y apagarlo. Le costó unos segundos darse cuenta de donde estaba, hasta que vio a Miriam acercarse a ella y saludándola con un beso en la frente.

- Perdón por lo de anoche – dijo Mimi dándole un abrazo

- Se dice buenos días – le contestó Miriam tumbándose a su lado - ¿Quieres desayunar?

Mimi se apoyó en su codo y vio los platos que la gallega había preparado y había dejado sobre la mesa.

- No tenías que haberte molestado

- Y dale con lo de molestar – bromeó Miriam, aunque a Mimi no le hizo mucha gracia porque se encogió un poco de hombros al oírlo.

Se sentaron en la mesa para desayunar sin ensuciar la cama, mientras mantenían una pequeña conversación.

- ¿Y qué vas a hacer hoy? – preguntó Miriam

- Voy a la biblioteca, que tengo que terminar un trabajo y repasar un poco para el examen de las practicas, que lo tengo el lunes.

Miriam se planteó acompañarla, pero no podía, ya que ella también tenía que preparar un trabajo y en él tenía que tocar la guitarra, cosa que no iba a poder hacer si la acompañaba a la biblioteca.

- ¿Y tú que vas a hacer?

- Pues tengo que preparar una actuación con la guitarra para la semana que viene. Pero podríamos comer juntas, si quieres.

- Emmm – Mimi dudó un poco – No sé si voy a poder. El trabajo es un poco largo y quiero acabarlo antes de comer para luego poder estudiar toda la tarde, así que creo que comeré tarde.

Miriam asintió tristemente, porque la había echado mucho de menos esos días y después de la discusión de la noche anterior aún se sentía un poco culpable de las cosas que le había dicho, y de alguna forma quería compensarlo y quería pasar más tiempo con ella.

Mimi tragó duramente la comida que estaba masticando, porque se le había cerrado un poco la garganta con el ambiente que se estaba formando.

- Pero podemos cenar juntas... - murmuró proponiendo otra alternativa.

- Mimi, si no quieres no hace falta. Lo que dije ayer es verdad, no quiero que me apartes, pero tampoco quería ponerte entre la espalda y la pared. Entiendo que estos días estés más ocupada y no nos podamos ver tanto, no pasa nada.

- No, si tenías razón. Tampoco puedo estar todo el día agobiada y la verdad es que me hace bien pasar un rato contigo – dijo haciendo que la gallega sonriese – y tengo que aprender a gestionar mejor todo, no puedo mandar a todo el mundo a la mierda cuando este plof.

- Entonces si quieres sí, cenamos juntas

- Y te quedas hoy tu a dormir en mi casa - le contestó la rubia guiñandole el ojo

-.oOo.-

Miriam estaba esperando a su novia en frente de la biblioteca. Ya era de noche, así que estaba pendiente de la gente que pasaba  para poder verla cuando saliese.

Todas las flores / Miriam2Where stories live. Discover now