Capítulo 6: Guitarra

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Aunque Miriam había terminado de estudiar la teoría, aún le quedaba ensayar, ya que su carrera era principalmente práctica.

Al día siguiente había quedado con Agoney, con quien tenía que hacer una actuación, para ensayar la puesta en escena que tenían que presentar delante de sus compañeros esa semana. Lo que sí que tenía que prepararse ella sola era la canción. Sacó su teléfono móvil y activó la grabadora, con la que grabó la canción para poder escucharse a sí misma y poder rematar los pequeños defectos que aún tenía. Cuando por fin estuvo satisfecha con su trabajo puso el móvil a cargar y se puso a hacerse la comida.

Fue después de mediodía cuando no supo que más hacer. Se quedó un rato pensativa, ya que no le apetecía ver ninguna serie o película. Finalmente optó por ponerse a tocar un poco la guitarra, que casi ni había usado desde que había llegado a la capital.

Sin embargo, sus planes se desmoronaron cuando al intentar tensar las cuerdas una de ellas se rompió, arañándole una de sus manos. Soltó un pequeño quejido al sentir la cuerda abriéndole una pequeña herida, y se levantó para lavarse la mano en el lavabo, pero al ser una herida superficial no tardó en parar de sangrar. Volvió a sentarse con las piernas cruzadas sobre si cama y puso la guitarra sobre sus rodillas. No tenía ningún recambio por el que sustituir la cuerda rota, ya que recordaba perfectamente que se le acabaron justo antes de la mudanza.

Intentó distraerse haciendo otra cosa, pero al parecer su cerebro no tenía los mismos planes. Finalmente optó por buscar en Google maps si había alguna tienda en la que poder comparar unos repuestos, y vio que había una en el centro de la ciudad. Aunque le pillaba un poco lejos y tendría que coger un autobús, decidió ir porque no tenía ningún plan mejor para la calle. Agradeció que al vivir en Madrid los establecimientos no cerrasen los fines de semana. Metió su teléfono y su cartera en un pequeño bolso y se dirigió a la parada de autobús.

Después de unos 15 minutos de trayecto siguió andando hasta llegar a la tienda que había encontrado en internet. A los pocos minutos ya tenía los recambios listos y salió de la tienda para volver a la residencia.

Sin embargo, nada más salir de la tienda vio a lo lejos a Mimi. Iba abrazada a por la cintura de otra chica. Cada una llevaba un cono de helado en la mano, y Mimi estaba intentando lamer el helado de la otra chica, mientras que la otra intentaba esconderlo para que no lo hiciese.

En ese momento Miriam sintió un pequeño rayo en el pecho. No podía estar sintiendo celos, ¿no? Agitó levemente su cabeza y se giró para dirigirse hacia la parada del bus. O al menos esa fue su intención, hasta que oyó a alguien gritando su nombre. Hizo una mueca y maldijo en su cabeza no haberse dado más prisa, pero al darse la vuelta simplemente esbozó una sonrisa.

Mimi y la otra chica se estaban acercando a ella. Se fijó en que Mimi aun llevaba la mochila cargada a la espalda, así que dedujo que aún no había pasado por su casa después de salir de la biblioteca.

- Ves, si es que ya sabía yo que no ibas a aguantar mucho sin verme – comenzó a vacilarla Mimi, haciendo que Miriam rodase los ojos

La otra chica se acercó a darle dos besos.

- Soy Saydi

- Miriam

Antes de que pudiera decirle algo más otras tres chicas se dirigieron hacia ellas.

- Anda que esperáis cabronas – gritó una de ellas.

Cuando las alcanzaron y vieron que estaban hablando con ella se presentaron. Se llamaban Laura, Mónica y Claudia. Las saludó con dos besos a ellas también.

Todas las flores / Miriam2Where stories live. Discover now