Capítulo 7: Ensayo

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Agoney llamó a su puerta a las 10:00 del domingo para ensayar. El martes siguiente tendrían que presentar la canción frente a sus compañeros y profesores, y ambos querían asegurarse de que estaba perfecta.

A lo largo de toda la mañana la repitieron varias veces hasta que a ambos les pareció que estaba bien. Se les pasó el tiempo volando, no se dieron cuenta de que ya era medio día hasta que empezaron a notar el rugido de sus tripas. Miriam insistió en que Agoney se quedase a comer.

Decidieron hacer pasta a la boloñesa, así que Agoney se puso a cocer la pasta mientras Miriam empezó a picar la verdura.

A los pocos minutos de empezar a cocinar alguien llamó a la puerta de su habitación. Al abrir Miriam se encontró a Nerea.

- ¿Qué tal? – dijo asomando su cabecita hacia el interior de la habitación

- Bien, ¿Qué ocurre? – le preguntó Miriam

- Nada, es que he estado esta mañana con Aitana estudiando y os hemos oído cantar y he decidido pasarme a saludar a ver que hacíais antes de volver a mi habitación.

Miriam la dejó pasar a su habitación. Como la encimera de la cocina era pequeña, estaba usando el escritorio como mesa para cortar las verduras. Le preguntaron si quería quedarse a comer con ellos y la pequeña accedió. Como Miriam solo tenía una silla tenían un problema para poder sentarse los 3 en la mesa. Miriam les dijo que fuesen a sus cuartos a buscar sus sillas y las trajesen para comer, mientras ella se quedaba vigilando la comida, y así lo hicieron.

A los pocos minutos ya estaban los dos de vuelta poniendo la mesa. Se sentaron un poco apretujados en el escritorio y se pusieron a comer.

- Esta tarde he quedado con Raoul

- ¿Qué vais a hacer? – preguntó Nerea

- Pues no lo sé, solo hemos quedado. Llevamos varios días hablando y decidimos quedar hoy. Supongo que iremos al centro.

- Que guay. Yo he quedado con Aitana

- ¿Otra vez? ¿No decías que acababas de venir de estar con ella? – preguntó la gallega

Nerea se quedó con cara de póker

- Si, bueno, esta mañana hemos estado estudiando, y después vamos a ver una peli....

- Ay amiga, deja a la parejita en paz... ni que Mimi y tú no fuesen iguales – soltó el canario haciendo que las dos chicas se atragantasen y comenzasen a toser.

Eso solo hizo que al chico le entrase un ataque de risa y comenzase a atragantarse el también.

Cuando por fin lograron calmarse y volver a respirar con normalidad se quedaron mirándose unos a otros.

- Bueno a ver, que a lo mejor me he pasado y lo he malinterpretado un poco... - dijo con tono de disculpa el canario

Nerea se quedó pensativa dándole vueltas a un macarrón en su plato

- O no, si eso no lo sé ni yo...

Sus dos compañeros se quedaron ojipláticos ante la confesión de su amiga.

- Tampoco pasa nada, aquí cada uno a su ritmo. A mí no me costó aceptarlo y dame cuenta, pero depende de cada persona. – le dijo el canario dándole la mano para transmitirle un poco de confianza

- Es que es un poco rallante, porque no sé muy bien que hacer. Ni si quiera sé si me gusta de verdad, y pongamos que sí que me gusta, ¿yo le gusto a ella?

- Ay amiga, plantéate que si te estas preguntando si te gusta, a lo mejor te gusta un poco...

Ante esa frase el corazón de Miriam empezó a latir un poco más deprisa de lo normal, al recordar sus dudas la tarde pasada.

Su cerebro desconectó de la conversación y se puso a darle vueltas otra vez. Sin darse cuenta lo único que hacía era enrollar la pasta en el tenedor con la mirada fija en el plato. En cuanto quiso darse cuenta de que estaba ensimismada sus amigos ya casi habían terminado de comer y se quedaron mirándola, así que volvió a coger el tenedor firmemente y se volvió a poner a comer.

Cuando terminaron los tres de comer Miriam se puso a fregar los platos y Agoney se quedó a ayudarla, ya que la rubia tenía que irse.

- Si necesitas hablar de cualquier cosa ya sabes dónde estoy, ¿no? – le preguntó el canario

Miriam suspiró, y se giró a mirarle con una sonrisa triste, antes de volver a su trabajo. Le daba un poco de miedo preguntarle nada, puesto que aún no se conocían demasiado. Además, ella tampoco tenía claro nada de lo que le estaba pasando. Aun así, sentía que necesitaba sacarse las dudas.

- ¿A que vino antes el comentario de que Mimi y yo éramos iguales? - se animó a decir

A Agoney le costó unos segundos situarse en lo que estaba preguntando.

- Ayer por la tarde estuvieron juntas, ¿no? – le aclaró

- ¿Cómo sabes eso?

- Mimi subió una foto – dijo sacando el teléfono de su bolsillo y enseñándole la historia que Mimi había subido

La noche anterior no se había puesto a mirar el móvil, así que no se había dado cuenta de eso. La foto era horrible, salían todas las amigas de Mimi guapas y ella con el helado derritiéndose en su mano. Aunque no le había gustado nada la foto sonrió al verla.

- Me la encontré porque fui a comprar unas cuerdas al centro y me convenció para quedarme con ella y sus amigas, nada más.

Agoney sonrió al ver que Miriam intentaba excusar por que habían estado juntas.

Se quedaron un rato más juntos para hablar sobre su presentación hasta que el canario se dio cuenta de que se estaba haciendo tarde y volvió a su habitación.

Como la cabeza de Miriam no paró de darle vueltas a todo el tema de Mimi decidió ponerse un chándal y salir a correr para despejarse.

Se puso los cascos y comenzó a correr sin rumbo. Sin darse cuenta se había recorrido todo el campus y había llegado a una zona que era todo campo. La maratón que se había pegado no había servido de mucho, ya que su cabeza seguía llena de dudas. Cuando por fin sus pies frenaron se dio cuenta de que no había traído nada de agua, y tenía mucha sed y no había ningún sitio en el que pudiese comprarse una botella.

Con la respiración entrecortada por el cansancio que llevaba de sentó encima de una piedra para poder recuperar el aliento antes de volver a la residencia.

Se notaba que ya empezaba a ser otoño porque sin darse cuenta ya casi estaba atardeciendo, y la ligera brisa fría le chocaba contra el sudor, dejándola con una sensación muy fría.

Aún con la respiración cortada y la cabeza dándole vueltas decidió hablarle a Mimi. En instagram aún seguían hablando, aunque de forma más discontinua, a través de fotos casi todos los días, pero decidió mandarle un mensaje.

Miriam: "Creo que esta semana no voy a poder quedar"

"Lo siento"

Esperó unos segundos a que le contestase, y efectivamente, Mimi no tardó en hacerlo

Mimi:"Por?"

"Bueno no pasa nada"

"Podemos hacer otra cosa otro día"

Miriam: "Ya si eso lo vamos viendo"

Mimi: "estas bien?"

Miriam: "Si

"Perfectamente"

"Pero tampoco tenemos que estar todo el día una encima de la otra y ser tan pesada con vernos todo el rato"

Nada más enviar ese mensaje se arrepintió, pero ya estaba enviado y no podía hacer nada. Se guardó el móvil en el bolsillo de la sudadera. Sintió como vibraba, seguramente porque Mimi le había contestado, pero decidió no mirarlo y volver a la residencia antes de que se terminase de hacer de noche.


Todas las flores / Miriam2Where stories live. Discover now