Capítulo 41: Nuevo curso

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Noviembre 2018

4 meses.

4 meses en los que la gallega no había parado de echar de menos a Mimi. 4 meses sin poder acercarse a darle un beso cuando la veía entrar a cualquier habitación. 4 meses sin poder escribirle cualquier tontería que se le pasase por la cabeza. 4 meses en los que se había preguntado si alguna vez volverían a estar juntas.

Después de aquella ruptura en sus vacaciones Miriam intentó en un primer momento darle el espacio que la rubia pedía, con la esperanza de que en poco tiempo pudiesen volver a estar juntas.

Según iba pasado el tiempo y eso no sucedía, la gallega iba perdiendo poco a poco la esperanza. ¿El problema? Que lo que no perdía era el amor que sentía por ella. Seguía sintiendo las mismas mariposas en el estómago, las mismas ganas de besarla, las mismas ganas de estar con ella...

Lo peor de todo era que Mimi estaba hasta en la sopa. Al comenzar el nuevo curso se dio cuenta por las malas de la gran cantidad de espacios que compartían juntas. Se la encontraba en todos lados. Al mudarse a un piso de estudiantes tenía que coger el autobús para ir a la universidad, y allí se la encontraba muchos días. También los fines de semana en la biblioteca, cuando iban a estudiar. En un principio la veía también en las clases de baile, las cuales terminó dejando porque sentía que le estaba invadiendo un espacio muy importante a Mimi. Y cómo no, también la veía cada vez que quedaba con sus amigos.

Por suerte, hasta entonces no había tenido que pasar tiempo sola con ella, lo que se había hecho más llevadero.

Al menos hasta aquella tarde de sábado.

Acababa de salir de la biblioteca e iba a coger el bus para ir a casa de Agoney cuando se encontró en la parada a Mimi, que se dirigía al mismo sitio. Durante la espera al bus intercambiaron un par de "¿Qué tal?" respondidos por unos breves "Bien". Al llegar el autobús la mayor dudó si sentarse al lado de la gallega. Por su propia salud mental lo mejor era que no, pero el gesto iba a ser demasiado feo si se sentaba en otro sitio.

Aunque internaron animarse y hablar un poco más, a los pocos minutos terminaron calladas otra vez hasta llegar a la parada en la que tenían que bajar. En cuanto bajaron a Miriam le dio un vuelco al corazón. Mimi encendió su teléfono para mirar unos mensajes y durante un segundo pudo ver la foto que tenia de fondo de pantalla.

Recordaba esa foto. Se la tomaron un día que Mimi se quedó a comer con ella en la residencia y Mimi no paraba de picarla con que la comida le había salido mal, y al final ella se enfadó. Y Mimi para que se le pasase el enfado se pasó toda la tarde dándole mimos. Y entre sesión de mimos y sesión de mimos se hicieron unas fotos.

- Lo siento, me tengo que ir. Que se me ha olvidado hacer una cosa... - dijo Miriam dándose media vuelta intentando esconder las lágrimas.

Mimi no entendía nada.

- Pero si ya estamos aquí, ya estará todo el mundo en casa de Ago.

- Otro día voy. – zanjó Miriam caminando en dirección contraria.

Mimi tragó saliva y comenzó a caminar deprisa para llegar delante de ella.

- Me voy yo, ¿vale? Si al final todo esto es culpa mía... Tú súbete a casa de estos y pásatelo bien.

Miriam levantó la cabeza intentando contener las lágrimas.

- Mimi, quédate tú, que yo de verdad que esta noche no estoy con ganas de salir.

Mimi le levantó el mentón para que la mirase, y se rompió por dentro al ver la mirada triste de la gallega.

Porque ella también llevaba 4 meses torturándose por no poder estar al lado suya. ¿Para qué mentir?, al principio le vino genial estar un tiempo a solas, pero poco a poco de dio cuenta de lo mucho que necesitaba a Miriam y lo bien que le hacía tenerla en su vida. Pero sentía que ella solo le estaba dando problemas, y llegó un punto en el que decidió que, por mucho que le doliese, lo mejor era quedarse separadas.

Se quedaron mirando unos segundos. Miriam preguntándose por qué no era capaz de olvidarse de la persona que tenía delante. Y Mimi arrepintiéndose de todo lo que había hecho y deseando echar el tiempo atrás y empezar de cero. Se quedaron así hasta que la sirena de una ambulancia las saco de su ensimismamiento, y al final ambas marcharon por caminos contrarios sin ni siquiera despedirse.





Todas las flores / Miriam2Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora