Capítulo 27: Problemas (parte 1)

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En cuanto de despertó al día siguiente miró el móvil en busca de la respuesta de Mimi al mensaje que le había enviado, pero no lo encontró.

Tampoco hubo respuesta cuando salió de clase.

Intentó llamarla, pero seguía sin contestar. También le preguntó a Ricky, Saydi, Mónica... Nadie había hablado con ella desde el día anterior.

Cada vez los nervios le iban creciendo más. ¿Y si no había llegado bien a su casa el día anterior? ¿Y si le había sucedido algo?

Si algo sabia Miriam era que no podía estarse quieta más tiempo o los nervios se la comerían viva.

Quiso llamar a Inma, la madre de Mimi, para preguntarle si llegó el día anterior a casa, pero no tenía su teléfono así que lo único que se le ocurrió fue coger el bus y plantarse en casa de Mimi. En el mejor de los casos ella estaría allí y podría hablar con ella, y en el peor, si no estaba allí esperaba que al menos hubiese pasado la noche en su casa.

En cuanto timbró al telefonillo Inma le contesto con un "¿Si?"

- Soy Miriam, ¿está Mimi en casa?

- Si, sube. – le contestó antes de abrir la puerta.

Al menos se había quitado un peso de encima al saber que estaba en su casa. En cuando abrió la puerta de casa Inma la saludó con un abrazo.

- A ver si contigo quiere hablar, que desde que llegó ayer no hay quien le dirija la palabra. Además hoy la han echado de prácticas porque la profesora le ha dicho que con la mano así no puede hacerlas y ha vuelto a casa de morros. Pero vamos, que yo ya se lo dije que así no la iban a dejar hacer nada.

Ni siquiera las palabras de advertencia de Inma consiguieron prepararla para el humor de Mimi en esos momentos.

Llamó a la puerta de su habitación pero no contestaba, así que abrió lentamente la puerta. Mimi ni se inmutó de su presencia, ya que llevaba cascos puestos y seguramente la música le impidiese oír la puerta. Miriam vio como estaba intentando escribir en un cuaderno con bastante esfuerzo debido a la venda que llevaba en su mano.

Se acercó por detrás y le puso una mano en el hombro, haciendo que se sobresaltase. En cuanto se giró y le vio la cara roja e hinchada, claramente por haber llorado, y quiso abrazarla, pero Mimi se apartó de golpe.

- ¿Qué haces aquí? – le preguntó quitándose los casos haciendo una mueca más, seguramente por el dolor de la mano por los movimientos bruscos que acababa de hacer.

- No contestabas a mis mensajes y me había preocupado un poco.

- Pues estoy de puta madre, estudiando y haciendo unas cosas para la uni, así que ya te puedes pirar.

Miriam tuvo que contar hasta 10 para no soltarle ninguna bordería.

- ¿Qué tal va la mano? – intentó preguntarle de forma amistosa.

- De puta madre. ¿ya has terminado con el interrogatorio?

- Chica, así no hay quien te aguante, no se puede hablar contigo. – dijo, casi susurrando, ante la actitud de su novia.

- Pues no hace falta que me aguantes, sales por la puerta, te largas y listo.

Miriam intentó calmarse, pero le fue imposible. ¿Cómo narices le decía eso?

- ¿Pero de qué vas? Tú eres consciente de lo que estás haciendo. Por dios Mimi, que no se nada desde ayer, que encima lo que sé me lo tuvo que contar Ricky porque tú te piraste como una cría.- le gritó.

Todas las flores / Miriam2Where stories live. Discover now